A pesar de que entre 1980 y 1995 la población de Estados Unidos creció un 16%, el consumo de agua descendió en un 9%, según revela el U.S. Geological Survey, recientemente publicado. De este modo parece desmentirse la teoría de que el crecimiento de la población mundial provocará necesariamente la escasez de agua, idea mantenida por algunas agencias de la ONU.
El descenso se atribuye a que se ha puesto mayor énfasis en aprovechar el agua de modo más eficaz, mientras que antes los esfuerzos se dirigían sólo a almacenar más agua, por ejemplo, mediante la construcción de presas.
Según el reciente informe norteamericano, quizá uno de los aspectos importantes en el descenso del consumo de agua haya sido el uso más moderado por parte de la industria y la agricultura. En la Conferencia Internacional del Agua celebrada en París en mayo de este año se destacaba que el 70% del agua se destina a la agricultura, el 22% a la industria y sólo el 8% a la alimentación e higiene (ver servicio 52/98). Asimismo, la FAO afirmaba cinco años antes que se desaprovechaba el 60% del agua utilizada en la agricultura.
Hasta ahora se creía que el aumento de la población y el crecimiento económico iban ligados inevitablemente a un mayor consumo de agua. Sin embargo, distintas conferencias sobre el agua apuntaban que los problemas eran otros: las altas pérdidas en los sistemas de distribución, el saneamiento de las zonas en donde hay menos agua o el despilfarro.
Frente a este último se aconsejaban algunas medidas, como por ejemplo el incremento del precio del agua. Esta iniciativa permitiría además financiar la mejora del servicio de distribución y saneamiento (ver servicio 44/94).
Sin embargo, no está claro si el descenso en el consumo de agua se mantendrá. El mayor descenso de consumo en EE.UU. tuvo lugar en los años 80, mientras que la caída entre 1990 y 1995 sólo ha sido del 2%.
No obstante, según los especialistas, se ha frenado el consumo de agua, que había estado subiendo en los últimos cien años.