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La fidelidad, a debate en “prime time”

publicado
DURACIÓN LECTURA: 3min.
La fidelidad, en prime time

La ruptura entre la aristócrata Tamara Falcó y su prometido, a raíz de la noticia de que él le había sido infiel, despertó un gran debate en la opinión pública en torno al tema de la fidelidad. Algunas encuestas avalan lo que muchos han defendido a capa y espada durante semanas: la relación con una persona de manera incondicional y permanente nos importa y mucho.

Solo dos días después del anuncio de la boda, la filtración de un vídeo en el que Íñigo Onieva aparecía besando a otra mujer este verano puso punto final a su relación con Tamara Falcó.

A los pocos días, la marquesa de Griñón apareció en El Hormiguero (Antena 3), donde tuvo un encontronazo con el periodista Juan del Val. Frente a la afirmación de Del Val de que “la fidelidad es algo antinatural”, Falcó defendió que los seres humanos somos capaces de dominar los impulsos y defendió el valor de la fidelidad para la felicidad matrimonial.

Su intervención en pleno prime time en la televisión española fue seguida en su pico de máxima audiencia por 3,3 millones de espectadores, el segundo mejor dato del año para el programa. En las redes sociales y varios medios de comunicación empezó una conversación en la que muchos se sumaron a la defensa de la exclusividad en las relaciones de pareja.

La inmensa mayoría quiere la monogamia

Hace unos meses, una encuesta de 40dB para El País mostró precisamente que la sociedad española es más tradicional de lo que sugieren realities como First Dates o La isla de las tentaciones. La periodista Patricia Gosálvez resume así las conclusiones del sondeo: “¿Y cómo nos amamos hoy? Según la inmensa mayoría de los 2.000 encuestados, lo hacemos en pareja, heterosexual, monógama, conviviente y estable”.

En efecto, pese a la insistencia de algunas informaciones periodísticas y canciones en las relaciones abiertas (poliamor), el 83,2% de los encuestados dice preferir la monogamia como modelo, y una mayoría todavía más amplia (el 94,6%) lo es en la práctica.

Algunas personas que practican el poliamor dicen encontrar en este tipo de relaciones una forma de no ser infiel (al no haber compromiso de exclusividad que pueda romperse) o una manera de dar cauce a los propios instintos. Así dice vivirlo Diana Adams, una activista norteamericana por el reconocimiento de los derechos de las relaciones poliamorosas que lleva casi diez años practicándolas: “Creo que es interesante ver que las parejas monógamas normalmente terminan neutralizando sus deseos sexuales, a diferencia de las polígamas”.

Sin embargo, un estudio publicado en 2021 muestra que la insatisfacción entre quienes han probado el poliamor es alta. En una muestra de más de 3.000 adultos estadounidenses solteros, uno de cada diez había estado involucrado en una relación con más de una persona, y solo un 30% afirmó que repetiría. Del total, un 33% reconoce que los efectos emocionales asociados a estas relaciones son “demasiado difíciles de gestionar”.

El ideal y las dificultades

Pese a que el deseo de fidelidad está a en nosotros, observa Martiño Rodríguez-González, terapeuta familiar y profesor en la Universidad de Navarra, los modos de vida actuales ponen trabas para conseguirlo: “Vivimos en una cultura que promueve aspectos que dificultan la fidelidad y la estabilidad, como cambios y exigencias laborales, banalización de las relaciones extramatrimoniales, etc. También tenemos una idea del amor como algo incontrolable (el enamoramiento) o que no es necesario atender, ya que crece solo y pensamos que todo el mundo sabe amar automáticamente, sin poner ningún esfuerzo. Otra idea que repercute negativamente en la fidelidad matrimonial es una enorme expectativa o carga sobre la pareja, exigiendo demasiado en el plano profesional y humano”.

No obstante, y pese a los problemas actuales, los datos también dicen que una amplia mayoría prefiere el matrimonio –una unión que a priori está llamada a perdurar en el tiempo– a nuevas formas de convivencia, como las uniones de hecho. Las últimas cifras del INE en España reflejan que hay 9,4 millones de matrimonios frente a 1,8 millones de parejas de hecho. Es decir, un 84% de las parejas apuesta de partida por la permanencia, pese a las dificultades que puedan surgir.

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