Una idea para la sanidad en países en desarrollo

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Entre comillas
Muchos países en desarrollo tienen una sanidad deficiente, sobre todo en las zonas rurales. Los problemas son graves, pero se pueden resolver con una buena gestión, como demuestra un experimento llevado a cabo en Camboya. Lo cuenta Celia W. Dugger en «The New York Times» (8 enero 2006).

Con este sistema, el gobierno confia la gestión de los servicios sanitarios a organizaciones sin fin de lucro. En la actualidad, cinco ONG trabajan en distritos rurales de Camboya. Cobran del gobierno y de donantes extranjeros en función de la mejora que consiguen, medida en vacunaciones de niños, partos con asistencia médica, etc.

Los contratos con las ONG comenzaron en 1999. Antes de implantarlos, la atención sanitaria era muy deficiente, a causa del abandono y la corrupción. Los hospitales estaban mal conservados, había un fuerte absentismo entre el personal, los medicamentos y los instrumentos clínicos desaparecían, se atendía a muy pocos pacientes. El dinero destinado a sanidad se perdía en los bolsillos de funcionarios corruptos. Sao Chhorn, que supervisaba por encargo del gobierno los distritos confiados a ONG, señala que «desaparecía al menos el 40% del presupuesto, y eso en el mejor de los casos. En el peor, desaparecía casi todo».

De este modo, no había dinero para mantener el servicio dignamente. «El gobierno pagaba sueldos de miseria: 20 dólares mensuales a un médico, 15 dólares a una enfermera. El personal se embolsaba los exiguos salarios del gobierno y pasaba casi todo el tiempo dedicado a la práctica privada», con material sustraído de los hospitales.

Las ONG han puesto orden. En Pearaing, distrito a cargo de la organización holandesa Health Net International, pocas personas acudían a los centros sanitarios; ahora se atiende a miles de pacientes por semana. Y todo ello, a un costo asequible: 4 dólares por persona y año.

Lo primero que hizo Health Net para organizar la red sanitaria en Pearaing fue utilizar parte del presupuesto para subir el salario del personal. Con el mismo fin, empezó a cobrar a los pacientes pequeñas cantidades: 25 centavos por consulta y 75 centavos por día de estancia en el hospital. Estas tarifas no disuadieron a la gente de acudir al hospital, pues son mucho más bajas que los honorarios de los curanderos o los médicos privados. Además, Health Net cubre la atención a los pobres, que son el 40% de los pacientes, con el presupuesto que tiene asignado. Que desde el año pasado llega íntegro, pues el gobierno lo entrega directamente a las ONG. Así, los médicos del distrito cobran ahora de 200 a 250 dólares y las enfermeras, entre 60 y 200 dólares, según su cualificación y también su rendimiento. Con estos incentivos, casi todo el personal ha dejado la práctica privada, y el hospital de Pearaing presta servicio las 24 horas del día.

Esta experiencia se está extendiendo a otros países. Afganistán, Congo, Ruanda, Bolivia o Guatemala han comenzado a implantar sistemas parecidos.

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