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La autoestima, revulsivo para las personas sin hogar

publicado
DURACIÓN LECTURA: 4min.

Junto a la necesaria red de asistencia pública que provee de comida, ropa, cuidados sanitarios y techo a las personas sin hogar, originales iniciativas surgidas de la sociedad civil coinciden en ayudarles a recuperar la seguridad en sí mismas.

Implantada en doce ciudades de Estados Unidos, Back on My Feet es una organización sin ánimo de lucro que se ha propuesto revolucionar la ayuda a las personas sin hogar. Su premisa es que, para que quieran “ponerse en pie” y abandonar la calle, necesitan recuperar la confianza en sí mismas. Así, es más fácil que se planteen metas que a primera vista les parecen inalcanzables, como encontrar empleo o vivienda.

A quien se siente un perdedor, ver que un estadio se pone en pie para aplaudir una jugada le puede cambiar la vida

La idea se concreta en un club de corredores, por el que han pasado más de 6.000 personas sin hogar y unos 3.000 voluntarios. Durante un mes, cada participante se compromete a correr con su grupo tres veces por semana, por la mañana temprano. Quienes participan en el 90% de las carreras, pasan a la segunda fase del programa (“Next Steps”), en la que reciben formación en habilidades sociales y profesionales, así como ayuda para encontrar prácticas laborales y alojamientos estables.

Motivación y esperanza

Además de mejorar su forma física, esta sencilla (y exigente) fórmula les da otras tres cosas básicas: motivación para luchar por un objetivo y superarse –el grupo de Nueva York, por ejemplo, queda a las 5:30 de la madrugada y corre unas 5 millas–; seguridad en sí mismos, reforzada a medida que cumplen las metas del programa; y la ayuda de una comunidad de unos 20 hombres y mujeres con experiencias vitales muy distintas a sus espaldas. “Nunca corres solo. Si alguno empieza a rezagarse, otro ralentiza el paso para acompañarle”, declara a The Wall Street Journal uno de los participantes.

Como explica un documento de Back on my Feet, su “teoría del cambio” se basa en la convicción de que las personas sin hogar necesitan motivación y esperanza antes que asistencialismo, lo que no excluye las ayudas en especie cuando son necesarias –incluido el material deportivo–. “Al final, el éxito de nuestros miembros y su independencia viene de sus propias capacidades; nosotros les enseñamos el camino, y les damos oportunidades y apoyo para recorrerlo”.

Según datos de la organización, desde 2008 el programa ha ayudado a mejorar el nivel de estudios, encontrar trabajo o vivienda a más de 5.000 personas. Respecto a su impacto económico, una auditoría externa calcula que por cada dólar invertido en el programa, devuelve a la sociedad dos y medio, en términos de beneficios por el empleo y ahorro de costes médicos y sociales.

¡Espartanos, adelante!

En España, la Fundación Real Madrid y la Cruz Roja pusieron en marcha en febrero un programa piloto para personas sin hogar que sigue una filosofía parecida. Tras prepararse con profesionales durante tres meses, una docena de beneficiarios participaron el pasado fin de semana en la carrera de obstáculos Spartan Race. Es interesante el enfoque que los organizadores del evento dan a la #TandaDeLosHéroes, la modalidad en la que corrieron junto a otras 70 personas “con dificultades sociales”: en vez de tratarlos como víctimas del destino, se dirigen a ellos como a valientes espartanos capaces de superar todas las pruebas.

Además de mejorar la forma física de las personas sin hogar, las carreras de Back on My Feet les aportan motivación, seguridad en sí mismos y una comunidad

El deporte también está en el centro de la estrategia de la Homeless World Cup Foundation (HWCF), que organiza cada año un torneo internacional de fútbol para mujeres y hombres sin hogar. El de este año tendrá lugar en Ciudad de México, del 8 al 15 de noviembre. A quien se siente un perdedor –explicaba hace años a The Guardian uno de sus cofundadores, Mel Young–, ver que un estadio se pone en pie para aplaudir una jugada o ganar una medalla es una inyección de autoestima que puede provocar un cambio psicológico decisivo.

Junto al torneo internacional, hay otros de ámbito europeo. Gracias a una subvención de tres años con cargo al programa Erasmus+, la HWCF coordina a una veintena de organizaciones que entrenan a jóvenes sin recursos. Otro de sus programas estrella imparte formación para arbitrar los torneos nacionales; los más cualificados terminan incorporándose al equipo de árbitros de la competición internacional.

Un nuevo tú

A mejorar la autoestima de las mujeres sin hogar también contribuyen los cambios de look. De ahí la proliferación de iniciativas de este tipo en Estados Unidos: desde las sesiones de belleza de la fundación Be The Miracle, que ofrece de forma gratuita los servicios de estilistas profesionales así como un kit de frases inspiradoras, hasta los beauty days de You Affirm Self, una organización sin ánimo de lucro creada por Angela Boyce, quien estuvo viviendo con sus cinco hijos en refugios provisionales durante varios años.

Lo mismo vale para los hombres. En un artículo publicado en The Washington Post, Frederick Kunkle subraya los efectos de la campaña “Nuevo año, nuevo tú”, organizada por un albergue masculino en Washington D.C. Verse con un mejor aspecto tras un corte de pelo y un afeitado no solo les hace sentirse bien: también les da seguridad para dar nuevos pasos. “¿Cómo vas a salir a buscar trabajo si no estás bien aseado?”, le dice uno de los beneficiarios.

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