De estrés laboral también se muere

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Ashiya.— El 24 de marzo pasado, el Tribunal Supremo de Japón declaró a la agencia gigante de publicidad Dentsu Inc. responsable de la muerte por suicidio –ocurrida en 1991– de uno de sus empleados, Ichiro Oshima, de 24 años de edad, que sufría de estrés por exceso de trabajo. La empresa ha sido juzgada culpable de negligencia en prevenir el suicidio del empleado.

«Las empresas tienen la responsabilidad de prevenir el daño tanto a la salud física como mental de sus empleados, debido a la fatiga y presión psicológica originada por el trabajo», dijo el juez presidente del tribunal al pronunciar su sentencia; y remitió el caso al tribunal inferior para que aumente la indemnización de 87 millones de yenes (823.000 dólares) que había otorgado a los padres.

Según la sentencia del Supremo, Oshima, que ingresó en la empresa en abril de 1990, trabajó hasta pasadas las 2 de la madrugada un promedio de cuatro veces al mes en ese año. En 1991 la frecuencia de noches de trabajo se incrementó y en agosto eran dos de cada cinco noches, sin poder dejar el trabajo hasta las 6 de la mañana siguiente la mayoría de las veces. Hacia julio de 1991, Oshima se quejó repetidamente a su superior de que no podía dormir y que no conseguía conciliar el sueño por más de dos horas seguidas. El 27 de agosto de ese año se ahorcó en su casa.

Esta es la primera vez que el Tribunal Supremo hace responsable a una empresa por karoshi (muerte por exceso de trabajo) de uno de sus empleados.

Aunque esta es la decisión más importante que ha habido hasta el momento, existen también varios casos recientes que han llevado al gobierno a revisar los criterios para conceder compensación por accidentes derivados de trastornos mentales o estrés producidos por el exceso de trabajo.

Según datos del Ministerio de Trabajo, hasta 1998 la compensación por accidentes de trabajo fue concedida solo en nueve casos de suicidio o intento de suicidio, desde 1983, cuando el Ministerio empezó a elaborar estadísticas de los casos de karoshi. Esos nueve casos –en los que se incluye el de Oshima– fueron considerados excepcionales, porque había pruebas de que las víctimas habían sufrido depresión a causa del estrés relacionado con el trabajo. Pero hasta diciembre pasado se han registrado otros 41 casos de suicidios relacionados con el trabajo, producidos desde septiembre, cuando entró en vigor la reforma de la ley. Por el momento, en cinco de ellos se ha concedido compensación.

Tadashi Hanami, profesor emérito de Derecho del Trabajo en la Universidad de Sofía y director del Japan Institute of Labor, apunta que el problema de exceso de trabajo en las empresas no es solo culpa de los dirigentes, sino también en buena parte de la mentalidad de la gente. «Durante los años de rápido crecimiento económico (a partir de la década de los 60), los japoneses trabajaron duro para conseguir un nivel de vida mejor, pero la gente no supo disfrutar del tiempo libre y seguía trabajando. Y aunque hoy en día los japoneses son más ricos, este sentimiento sigue en la sociedad».

Las horas extraordinarias siguen siendo lo normal en muchas empresas. Los empleados no ejercen sus derechos a vacaciones. Ni siquiera, en la mayoría de los casos, reclaman el pago por las horas extraordinarias. Si alguien pretende ejercer estos derechos está mal considerado, no solo por la empresa, sino también por sus colegas.

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