La crisis económica global que irrumpió a finales de la pasada década no solo dejó a millones de empleados en la calle, sino que agujereó un poco los bolsillos de los que pudieron conservar su puesto. Ha pasado lo peor: ya se crea empleo en la mayoría de los países desarrollados, pero los salarios de antaño, que se bastaban para mantener al trabajador alejado de las penurias, “esos –parafraseando al poeta– no volverán”
El subtítulo de un estudio de la OCDE sobre el tema lo ilustra concisamente: Back in work, but still out of pocket (De nu ...
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.