Asia del Este, la niña mimada de los capitales

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El importe de los capitales de los países industrializados destinados a los países en desarrollo ha seguido creciendo en 1995, según las Tablas de la deuda, publicadas por el Banco Mundial. El crecimiento se debe sobre todo a las inversiones privadas, que se polarizan en Asia del Este. En cambio, pocos quieren invertir en África, por lo cual la ONU ha lanzado un plan para financiar las necesidades más básicas de este continente.

La transferencia neta de capitales creció un 11,5% en 1995, alcanzando un total de 231.000 millones de dólares. En esta subida influyó la operación de salvamento de México, pero, aun descontando ese factor, el aumento sería de un 6%.

En el conjunto de capitales, los préstamos y donaciones públicos al desarrollo no crecen (cfr. servicio 26/96), y en cambio aumentan los fondos privados. Particularmente positiva es la progresión de las inversiones directas (compra de activos reales), ya que, a diferencia de los créditos o de las emisiones de bonos, no endeudan al país receptor.

El peso de la deuda (que alcanza ya los 2.000 millardos de dólares) no se ha agravado, salvo en el África subsahariana. Su aumento se ha compensado por el mayor crecimiento económico y el alza de las exportaciones. La deuda representa como media un 150% del valor de las exportaciones, aunque en el África subsahariana supone un 269%. La deuda exterior mexicana es la mayor del mundo (158.000 millones de dólares), seguida de la de China, Indonesia y Brasil.

La polarización de los flujos de capital hacia Asia del Este se ha acentuado en 1995, en detrimento de Latinoamérica y sobre todo de África. Asia del Este recibió el 60% de los capitales privados y más de la mitad de las inversiones directas. Se llevan la parte del león cuatro países, por este orden: China, Corea, Malasia e Indonesia.

La parte de Latinoamérica en las inversiones privadas se ha reducido, aunque la situación varía según los países: las inversiones directas han caído en México, y en Argentina se han recuperado.

En el África subsahariana, destinataria principal de la ayuda pública al desarrollo, sólo Sudáfrica y Nigeria han atraído capitales privados. Los países de esta zona se han beneficiado de un aumento de las exportaciones de materias primas y de acuerdos de reducción de la deuda, pero el estancamiento de la ayuda pública les afecta particularmente.

Por eso la ONU ha propuesto un plan para atacar la pobreza en África durante los próximos diez años, proyecto que exigiría una ayuda externa de 25.000 millones de dólares. Las medidas se centrarían en sectores básicos: educación para los menores de diez años, servicios primarios de salud, agua y saneamiento, vivienda, seguridad alimentaria y lucha contra la degradación del suelo. Bajo la dirección del Banco Mundial, la ONU pretende coordinar las acciones de sus agencias especializadas, implicar al sector privado e invitar a países donantes a invertir en esos sectores. Aunque también habrá que convencer a los gobiernos africanos para que la ayuda se destine efectivamente a esos sectores, sin que se desvíe hacia otros gastos o alimente la corrupción.

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