Voluntarios trabajando en un banco de alimentos (Foto: Diario de Madrid)
Segundo artículo de una serie
La pandemia del coronavirus está dejando a su paso, junto a una estela de miles de muertos y millones de infectados, una interminable fila de estómagos vacíos. De personas que, perdido el trabajo como consecuencia del parón económico, se han quedado sin ingresos para hacer la compra y se ven abocadas a tocar a las puertas de iglesias y asociaciones benéficas para poder llevar algo a casa y encender la cocina.
En una reciente
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