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Nigeria: los obispos mandan no posponer los entierros

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Lagos. Los obispos católicos de Nigeria han estipulado que los muertos deben ser enterrados en un plazo máximo de dos semanas. La práctica habitual viene siendo mantener los cadáveres en el depósito durante uno o dos meses, o más tiempo en algunos casos. En África, los duelos siempre han sido especialmente largos y solemnes; pero desde hace unos treinta años, en Nigeria se ha hecho común posponer exageradamente los sepelios por motivos que tienen poco que ver con el respeto debido a los muertos.

Con la medida pastoral aprobada, la Conferencia Episcopal pretende poner coto a los excesivos gastos en duelos. Muchas familias pobres se endeudan por varios años, simplemente porque la costumbre establece que inviertan dinero abundante en los funerales. Según la mentalidad extendida, cuanto más dinero se gasta en esas ceremonias, mayor aprecio se demuestra por el fallecido, y los deudos se avergüenzan de parecer pobres a ojos de la gente.

Por lo general, la mayor parte de los gastos se emplea en comidas y refrescos para los que acuden a mostrar condolencia. El mismo día del fallecimiento comienza un interminable desfile de visitas a la familia, que ha de dar de comer a todos. De hecho, muchos desaprensivos acuden a todos los duelos de los contornos, porque saben que podrán comer y beber de balde.

Mucho después de que haya pasado el impacto producido por la muerte, el difunto sigue sin recibir sepultura, en muchos casos porque la familia es pobre y todavía está tratando de reunir el dinero necesario para el lujoso funeral. También es frecuente que el sepelio se posponga por esperar la venida de un hijo o una hija que vive fuera del país, pues la tradición exige que los hijos estén presentes en el entierro del padre o la madre. Y cuando el hijo o la hija tienen mucho dinero, la familia requiere su presencia para que con su riqueza dé prestancia al acto.

Todo esto es lo que los obispos quieren cortar. Les preocupa que se esté perdiendo el sentido cristiano de la muerte, pues con tanto cuidado por las apariencias, la gente casi no se acuerda de lo principal: rezar por el difunto.

Al hacer pública la medida de los obispos, Fr. Emmanuel Badejo, secretario de la Conferencia Episcopal, ha explicado que «la Iglesia no ve provecho espiritual alguno en mantener por tanto tiempo los cadáveres de los seres queridos. En nuestra actual situación no está justificado, especialmente cuando tanta gente carece de suficiente alimento o de vivienda digna, o no tiene satisfechas otras necesidades básicas».

Fr. Badejo precisó que con esta medida los obispos no pretenden privar al pueblo de su cultura. Pero añadió que «la vida de la Iglesia es una interacción entre cultura y cristianismo. El cristianismo tiene el deber de purificar la cultura cuando sea necesario. Nuestra intención no es condenar las tradiciones de nuestro pueblo, sino contribuir a elevarlas. Conservamos los aspectos buenos y rechazamos los malos».

Eugene Agboifo Ohu

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