Visto para sentencia

Caballo de Troya. Barcelona (2008). 199 págs. 12,90 €.

Ya en Manual de Literatura para caníbales (Debate), el novelista y crítico Rafael Reig (1963) demostró su inteligente conocimiento de la historia de la literatura española e hispanoamericana y su capacidad para la ironía. Ahora, en Visto para sentencia, inspirándose en la sección “Cárcel de papel” que Evaristo Acevedo escribía en La Codorniz, vuelve a demostrar las dos cosas, con una vuelta de tuerca hacia la crítica despiadada no exenta de humor.

En este libro ha reunido sus divertidas y polémicas colaboraciones en el suplemento El Cultural, del periódico El Mundo, una personal manera de hacer crítica literaria -las críticas están redactadas como si se tratasen de sentencias- que no suele abundar en los medios de comunicación. Desde la publicación de De brumas y de veras, de Víctor Moreno (Pamiela), hacía tiempo que no leía un libro de crítica literaria tan ingenioso.

Sin embargo, se corre el peligro de pensar que Rafael Reig es solamente un bufón. Y no es así. Sus textos reflejan con bastante acierto la realidad cultural y literaria española, aunque abuse de los dardos envenenados. Intenta Reig que no le den gato por liebre y pone nombres y apellidos a sus consideraciones sobre la situación actual. A diferencia de muchos críticos, que no quieren reseñar novelas españolas contemporáneas para no enemistarse con nadie, Reig habla de la actualidad, de los autores de moda, de los fenómenos editoriales en boga.

Y lo hace desde su personal posicionamiento periodístico y crítico, que no oculta: “escribir desde mi posición específica, con mis prejuicios, mi ideología, mis ideas sobre estética y poética, mis gustos personales”. El resultado es una crítica literaria políticamente incorrecta, que pone el dedo en la llaga al criticar muchos de los defectos de la industria editorial, que busca casi de manera exclusiva el pelotazo comercial y que convierte en santones de la literatura a escritores que dejan mucho que desear.

A Reig le provocan somnolencia las novelas de Javier Marías. El último libro de Muñoz Molina, El viento de la luna, le ha parecido una tomadura de pelo. Está saturado de la pose iconoclasta de Fernando Vallejo, al que califica como “auténtico pelmazo”. Carga contra la maquinaria libresca de César Vidal; ironiza sobre el contenido de las últimas novelas de Juan Manuel de Prada; se ríe de unas pretenciosas declaraciones de Manuel Rivas… En estas páginas se recogen también algunas anécdotas del mundo literario, como la actitud de Juan Marsé ante el Premio Planeta. Se atreve a decir que la novela de Paul Auster Viajes por el scriptorium es de lo peor que se ha publicado últimamente. Otros autores que aparecen en sus sentencias son José Antonio Marina, Antonio Gamoneda, Carlos Fuentes, Günter Grass, Luis María Anson, Rosa Regàs, Jon Juaristi…

El artículo dedicado al método del doctor Estivill para dormir a los niños es desternillante. Llama los Tres Tenores (y el Trío Calavera) a José Saramago, Juan Goytisolo y Carlos Fuentes. No puede con la literatura de Susanna Tamaro ni con Alessandro Baricco. Sus ataques a la obra de Paulo Coelho son inteligentísimos, lo mismo que su pésima valoración de los libros de autoayuda de Luis Rojas Marcos. Es cierto que a veces se excede y que en su afán de no dejar títere con cabeza abusa de los argumentos ideológicos (como en el artículo dedicado a Benedicto XVI). A pesar de todo, se agradece su original, sincero y ameno punto de vista para hablar de literatura.

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