Vergüenza

TÍTULO ORIGINALLajja

GÉNERO

Ediciones B. Barcelona (1994). 305 págs. 1.900 ptas.

Desde que, perseguida por extremistas islámicos, Taslima Nasrin tuvo que abandonar Bangladesh, la escritora se ha hecho famosa en Occidente. Pero una cosa es que tenga derecho a decir lo que dice y otra que lo que escribe sea buena literatura. Autora de varias novelas, ensayos y libros de poesía, su nombre ha saltado a la palestra internacional por motivos exclusivamente políticos.

Vergüenza cuenta la historia de los Datta, una familia hindú que luchó por la independencia de su país, primero contra la India en 1947 y luego contra Pakistán en 1971. La novela se ambienta en Bangladesh en diciembre de 1992, en el enrarecido y violento ambiente que se crea después de la destrucción en la India de la mezquita de Babri Masjid por obra de integristas hindúes. En ese momento se desatan en Bangladesh contra los hindúes todo tipo de cruentas persecuciones y actos vandálicos a manos de fundamentalistas islámicos.

Un mínimo argumento -cómo vive estos trágicos acontecimientos esa familia hindú- da pie a la autora para repasar la historia del Estado de Bangladesh y denunciar los sectarios métodos políticos de los fundamentalistas islámicos. Nasrin defiende el laicismo a ultranza como la auténtica solución para la convivencia. Pero este laicismo se sustenta en su concepción atea, que le impide entender el sentido de la religión, a la que considera, como Marx, «el opio del pueblo».

La propia autora ha dicho de su novela Vergüenza: «Quizá no tenga mucha calidad literaria… Es principalmente una novela documento, en la que he querido mostrar lo que he visto en mi país». Y, ciertamente, no es Salman Rushdie. Es, por tanto, una novela de tesis y de denuncia política y social. Literariamente, acusa un lenguaje pobre y una estructura desequilibrada. La moraleja política impone su ley. Como decía Time a propósito de la edición inglesa: «La novela está llena de una prosa y de unas ideas desmañadas. Pero los malos escritores también merecen protección. Si Nasrin consigue solucionar sus problemas, puede incluso demostrar que la persecución es un incentivo para progresar en una carrera inteligente».

Adolfo Torrecilla

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