Desde la publicación de La muerte de la tragedia (1961), en la que constataba la pérdida de las condiciones culturales que hacían posible el género, hasta estas entrevistas con Laure Adler, George Steiner ha ido endureciendo su crítica al adocenamiento cultural. La erudición y la exquisita sensibilidad artística de este pensador apátrida, tan lúcido para profundizar en el pasado como desesperanzado para vaticinar nuevos impulsos creativos, han convertido sus ensayos en acerbos arietes que buscan socavar la vulgaridad del consumismo cultural y la impostura posmoderna que asedia a las humanidades.
Cerca ya de los n ...
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.