La autora nace en Kalamazoo (Michigan) en 1935. Licenciada en periodismo, trabajó como librera y bibliotecaria y, cuando Estados Unidos se embarcó en la guerra de Vietnam, en diversas organizaciones pacifistas. Sin embargo, en 1973 decide trasladarse a las remotas montañas de Ozarks, en Misuri, para dedicarse a la apicultura. Aunque la apoyó al principio, su marido no aguantó el nuevo modo de vida, y al cabo de unos años se separaron. En este libro, publicado en Estados Unidos en 1983, describe su experiencia en aquellos parajes a lo largo de un año, al hilo del paso de las estaciones, aunque hay abundantes referencias a otros momentos de la vida de Hubbell. El texto se considera un clásico del movimiento del decrecimiento, que propugna producir y consumir menos.
Escrito en capítulos breves y con una prosa excelente –la traducción al castellano está muy cuidada–, Un año en los bosques se lee con mucho interés. Hubbell ha ido aprendiendo mucho sobre pájaros, plantas, animales de todo tipo, y explica muy bien sus descubrimientos y su afán por vivir en armonía con la naturaleza y también con los pocos habitantes de la zona, personas más bien hoscas aparentemente. Es una mujer culta que lee, investiga, disfruta con lo que hace, tiene gran deseo de aprender, pero no esconde las dificultades para sobrevivir y manejarse en un entorno a veces bastante inhóspito, en el que, además del trabajo artesanal de apicultura, ha de aprender carpintería, mecánica del automóvil, albañilería…
Aunque el libro es un canto a la naturaleza y, en este sentido, pienso que después de leerlo es fácil que surja el asombro y la gratitud a Dios por la perfección, complejidad y belleza de lo creado, la autora no suele hacer hincapié en cuestiones trascendentes. Pero Hubbell no muestra un mundo arcádico, aunque ella viva muy a gusto en las montañas de los Ozarks: “Los urbanitas ruralizados idealizan a la gente de aquí mientras aún viven en las ciudades; pero aquí la gente no es gente sencilla, ni por asomo. Los ozarkers tienen vidas igual de complicadas que las de todo el mundo. Sin embargo, poseen habilidades y recursos para vivir en estas colinas; aunque se lo tienen callado, de ahí que parezca fácil y… sencillo”. Hubbell nos lo cuenta de un modo admirable.
