Télex desde Cuba

Libros del Asteroide.
Barcelona (2011).
424 págs.
22,95 €.
Traducción: Gabriela Bustelo.

TÍTULO ORIGINALTelex from Cuba

GÉNERO

En los años 50 del siglo XX, cuando Fidel Castro y los suyos se echaron al monte para organizar la rebelión contra el régimen de Fulgencio Batista, los estadounidenses campaban a sus anchas en la provincia de Oriente. Los grandes cultivos de caña de azúcar de la United Fruit y la explotación de níquel les hacían dueños y señores de todo el territorio.

Este periodo de la historia contemporánea, tan mitificado por muchos, ha sido espléndidamente novelado por Rachel Kushner (Oregón, 1968). A través del relato de dos niños, hijos de dos ejecutivos estadounidenses, y del francés La Mazière, desfilan las familias americanas más influyentes y los políticos de turno. La Mazière resulta un extraño personaje, pues ha servido a los nazis y en la novela aparece como conspirador, tratante de armas y, llegado el momento, instructor militar de los revolucionarios.

Télex desde Cuba no es una novela sólo sobre la revolución cubana; también describe la vida en la isla de estos grupos privilegiados. Las fiestas, las comodidades de la vida diaria, las relaciones con los poderes públicos, los criados… muestran un cuadro fascinante de unas formas de vida que sorprende que se mantuvieran en vigor hasta una época tan próxima a la nuestra. Colateralmente desfilan otros grupos sociales como los macheteros, los negros haitianos que trabajan en lo que no quieren hacer los cubanos, los mineros del níquel… Igualmente, las descripciones de La Habana y otros lugares cubanos poseen una gran fuerza estilística, mostrando los restos de la presencia española en calles, avenidas y construcciones.

Toda revolución comienza con un incendio, se apunta en la novela, y así sucede también en la cubana. El incendio de una enorme plantación de caña es el inicio de una revolución cuyos efectos llegan hasta nuestros días.Gracias al punto de vista adoptado, la novela tiene la frescura de los relatos de niños, sin caer en infantilismos; y, a la vez, sabe transmitir la atmósfera mágica de la isla, el ambiente, los caracteres, las situaciones trágicas y normales, transportando al lector a esa Cuba atractiva y nostálgica.

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