¿Qué es el embrión humano?

EDITORIAL

TÍTULO ORIGINALL’enceinte concentrationnaire. D’après les minutes du procès de Maryville

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNMadrid (1993)

Nº PÁGINAS204 págs.

En agosto de 1989, el Tribunal de Justicia de Maryville, en Tennessee (EE. UU.), tuvo que resolver un caso inédito: el destino de siete embriones humanos en estado de congelación. ¿Debían ser considerados bienes de libre disposición o, por el contrario, merecían ser tratados como seres humanos?

En el proceso declaró como experto el profesor Jérôme Lejeune (1926), catedrático de Genética Fundamental en la Facultad de Medicina de París, conocido universalmente por el descubrimiento de la trisomía 21, causa del síndrome de Down. En este libro se recoge y comenta el texto integro de su declaración. Se añaden unas reflexiones del autor sobre la fecundación artificial y algunos documentos complementarios.

A partir de los datos aportados recientemente por la investigación genética, Lejeune expone los argumentos que movieron al Tribunal de Maryville a pronunciarse sobre los embriones: el juez, convencido de que eran seres humanos, confió a la madre su custodia temporal, con vistas a una futura implantación.

Este pequeño libro da respuesta a las preguntas sobre la realidad del embrión humano y los problemas éticos de su manipulación. El autor dedica buena parte de su atención al nacimiento de la primera célula de cada nuevo ser humano, y da a conocer los últimos avances en el estudio de su genoma. Así, en el ADN del embrión está ya presente toda la constitución de la persona: sistema nervioso, brazos, piernas, incluso el color de sus ojos. Y en el estadio de tres células, que se produce inmediatamente después de la fecundación, el individuo es ya único, rigurosamente diferente de cualquier otro: «El huevo fertilizado es la célula más especializada que existe en el mundo. (…) Nunca se ha dado antes y no se dará de nuevo nunca más; es una novedad absoluta».

Lejeune profundiza sobre la verdadera naturaleza del embrión: es un ser vivo -el más especializado que existe- y procede del hombre; por tanto, el embrión es un ser humano. De ahí deduce que «no es propiedad de nadie, pues él es el único que tiene la propiedad de elaborase».

El libro destaca por la precisión del lenguaje y la ordenada estructura de la argumentación. Contribuirá, sin duda, a introducir buenas dosis de conocimiento y racionalidad en el actual debate sobre la bioética.

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