Cuando está en último año de carrera, el hermano menor de Púa, el protagonista de esta novela, pierde la vida como consecuencia de un atentado. A partir de ese momento, todo se desmorona en su vida y en su familia, y Púa, con afán de venganza, decide entrar a formar parte de la Compañía, la organización secreta creada por el Estado para combatir el terrorismo al margen de la legalidad. Después de un proceso riguroso de selección y un exigente adiestramiento, se integra en un grupo especial dentro de la Compañía en el que se encuentra también Mazo, de quien se hará amigo.
Lorenzo Silva sitúa la acción en un tiempo y unos lugares imprecisos; incluso los personajes son designados por sus apodos, con el fin de dar a todo un aire de secretismo. El grupo de Púa, como otros de la Compañía, se dedica a realizar acciones reprobables, pero programadas y amparadas por el Estado.
La novela no solo narra los delitos cometidos por Púa y sus correligionarios en la Compañía. También se ocupa de su vida tras dejar la banda, cuando decide poner en marcha una librería y vivir como quiere: rodeado de libros. Pero un día el pasado llama a su puerta: Mazo, gravemente enfermo, le pide que proteja a su hija, envuelta en serios problemas.
En la novela se alternan los capítulos dedicados a describir las aventuras de Púa para proteger a la hija de su amigo, y los que ahondan en la vida y misiones que llevó a cabo cuando trabajaba para la Compañía. Al prestar atención a ambas etapas, el lector llega a conocer a fondo el carácter de Púa, junto con sus preocupaciones, y se hace una idea de lo que es el terrorismo de Estado y la corrupción policial e institucional.
A pesar de que obedece escrupulosamente las órdenes que recibe, el personaje principal de esta novela siente en su interior un lacerante conflicto moral, lo que enrique la narración y convierte el libro en algo más que un simple thriller de acción.
Púa tiene momentos duros, pues narra sin ambages las consecuencias de actos inmorales y violentos. En cuanto al modo de funcionamiento y fines de la Compañía, la obra no revela nada que no se sepa, aunque la descripción precisa de sus atentados hace todo mucho más execrable. Mostrando un conocimiento excelente del terrorismo de Estado, Silva consigue, por otro lado, mantener la tensión narrativa a lo largo de la novela.