La tranquila vida de profesor universitario que Lawrence Miller lleva en Nueva York es de pronto perturbada por algunos sucesos inquietantes. Una profesora que ocupó antes su despacho ha sido asesinada. Otro profesor, el siguiente en el puesto, de comportamientos sospechosos, ha desaparecido misteriosamente. Una joven con la que Miller se cruza en el parque aparece muerta una mañana.
El protagonista cuenta toda la historia en lo que parece una declaración sincera de sus investigaciones, mezcladas con lo que cuenta a su psiquiatra, con quien trata de superar un fracaso matrimonial. El hecho de que necesite ese tipo de ayuda médica hace sospechar al lector un toque de delirio. Por otro lado, en la historia hay una fuerte contaminación literaria proveniente de tres textos: un relato de Kafka, otro del propio protagonista y un tercero del profesor desaparecido; los tres se van alimentando de la realidad y al revés.
Es complicado jugar con todos estos elementos subconscientes y metaliterarios y que la narración no se resienta en claridad. No colabora tampoco el intrusismo de demasiados personajes secundarios y de abundantes pasajes del pasado de Lawrence que nos desplazan poco justificadamente de la historia presente. Todo queda en suspenso para el lector en la esperanza de que el final ponga cada cosa en su sitio. El resultado no es del todo satisfactorio, pero tiene buenos momentos y el autor es muy hábil para contar procesos mentales de miedo, dolor, memoria o paranoia.
Javier Cercas Rueda
