Prométeme que serás libre

Temas de Hoy. Madrid (2011). 765 págs. 22,50 €.

GÉNERO

Existe un público lector, amplio, que busca entretenimiento, y mejor si puede ser con gotas de cultura y de historia, sin exigir gran calidad literaria. Esta es la clave del best-seller, fenómeno que define en buena parte el mercado editorial actual. Muchas veces en estas novelas se adivina la acción, porque lo que va a ocurrir es lo que desea el lector que pase, y así se siente recompensado y animado a seguir leyendo. En esas narraciones los personajes están claramente caracterizados como buenos o malos, y se sabe de antemano que el bueno va a triunfar y que el malo tendrá su merecido castigo. Estos ingredientes, habituales en muchas novelas actuales del género histórico, es aplicable a este grueso volumen, la tercera novela que publica Jorge Molist tras el éxito de ventas de El anillo y la Reina oculta.

Prométeme que serás libre, como las anteriores, contiene los elementos adecuados para intentar ser otro best-seller: una trama llena de aventuras y emociones en la que los protagonistas se mueven por venganza, odio y ambición más el inevitable amor, que pasa por encima de todo.

Del ataque pirata a una pequeña aldea catalana (Llanfranc), la matanza de una parte de sus habitantes y la cautividad de otros, se desarrolla una sencilla trama en la que de un modo superficial se proclama la libertad como bien absoluto, como el padre del pequeño Joan de doce años le hace asumir en el momento de su trágica muerte: “prométeme que serás libre”. A partir de ahí, rescatar a su familia, casarse con su enamorada (aunque ya está casada) y convertirse en librero son los únicos objetivos de su vida.

Para ello tiene que pasar por todas las situaciones posibles, en las que se encuentra con algunos de los personajes históricos de la época, lo que le da ocasión de enjuiciar las situaciones políticas de España, Francia y los Estados Pontificios. Los escenarios son variados: Barcelona, Roma, Nápoles, Génova, las islas de Sicilia y Cerceña y la galera Santa Eulalia del Almirante Vilamarí. Los personajes históricos están muy cogidos por los pelos y la documentación de los lugares y del ambiente renacentista es más anecdótica que profunda.

Un aspecto destacable por su exhaustiva documentación es la descripción del gremio de los libreros, el proceso de fabricación de los libros y la difusión de la imprenta, además de una breve relación de los libros más leídos en aquellos momentos.

Los buenos y los malos están divididos de acuerdo con los parámetros morales y culturales actuales. Así, aunque en un inicio se encuentra con un moro al que enjuicia según los negativos prejuicios del ambiente, acaba descubriendo que es un gran sabio y se convierte en su fiel maestro; los judíos que han sido expulsados de España son realmente unos personajes maravillosos y su misma amada es hija de unos conversos; lo mismo ocurre con un galeote homosexual, que es el más valiente y sensible de todos los que van en la nave, e igualmente una bruja perseguida, pero llena de bondad y sabiduría. Y para que no falte el inevitable maniqueísmo, los malos son unos clérigos sin fe y ambiciosos; los nobles, despiadados y falsos que oprimen a un pueblo bueno y sencillo; el papa Borgia Alejandro VI y sus hijos están llenos de ambición y son auténticos señores en lucha para sustentar el poder. Por último, como sabroso colofón, aparece una Inquisición retratada con todos los estereotipos posibles.

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