La historia que se relata en este volumen está ambientada en una zona rural llamada Shropshire y arranca en 1815, al final de las guerras napoleónicas. La protagonista y narradora es una joven llamada Prudence Sam, que vive en una granja con sus padres y su hermano Gideon. Es una chica que se siente rechazada por sus defectos físicos, ya que tiene un labio leporino y el paladar hundido, pero es fuerte, sabe reírse de sus afecciones, le gusta disfrutar del campo y cultivar su mundo interior. Su hermano es muy distinto a ella: ambicioso, ansía el dinero y se convierte en el amo de la casa.
Prudence desea amar y ser amada, pero en su entorno hay gente que la desprecia y la considera casi una bruja por su deformidad física. Al sentirse rechazada, se refugia en el campo y en la amistad con un tejedor, Kester, quien descubre en ella una belleza oculta. Mientras, Gideon proyecta su boda, suceso que se enturbia trágicamente.
Mary Webb (1881-1927) aprovecha la belleza de Shropshire para crear deliciosas atmósferas donde viven unos tipos de fuerte personalidad. La novela plantea cuestiones interesantes como la avaricia, la aceptación de los defectos, la belleza escondida o la transformación a través del amor, desplegando una interesante galería de personajes: el granjero, la hija del mago, un hábil tejedor o un inteligente juez… Gentes que llevan una vida sencilla, que a veces son brutales, pero provistos de una filosofía vital que los lleva a ser felices con lo que les ha caído en suerte.
Todo está contado con sensibilidad y viveza. El resultado es una novela costumbrista y romántica, muy bien escrita, en la que la autora introduce cierta dosis de magia y misterio. El libro obtuvo en 1926 el Prix Femina-Vie Heureuse, fue adaptado varias veces para la televisión británica y está considerado un clásico.
