Personas-decentes

Personas decentes

EDITORIAL

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNBarcelona (2022)

Nº PÁGINAS448 págs.

PRECIO PAPEL22,90 €

PRECIO DIGITAL9,99 €

GÉNERO

Otra novela policiaca de Leonardo Padura protagonizada por el detective Mario Conde, personaje del que se sirve el autor cubano para hacer una crítica radiografía de su país. Al igual que ya hiciera en La transparencia del tiempo, su anterior obra de este género, contiene dos argumentos muy relacionados entre sí.

Poco antes del viaje oficial a La Habana en 2016 del presidente norteamericano Barack Obama y la actuación de los Rolling Stones, que tanta expectación despertaron, aparece el cadáver mutilado de Reynaldo Quevedo, un exdirigente comunista de los primeros tiempos de la Revolución que fue el responsable de la represión de los artistas disidentes.

Un antiguo compañero de la policía pide a Conde ayuda para resolver el caso, que puede manchar la reputación del régimen. Las cosas se complican cuando se descubre muerto otro personaje vinculado con Quevedo. Conde investiga la vida y el entorno de Quevedo, tipos que se han beneficiado –y mucho– de la corrupción de algunos dirigentes comunistas. El contacto con ellos refuerza el pesimismo de Conde, quien, fuera de su círculo de amistades, apenas encuentra algo de decencia a su alrededor.

En capítulos alternos, la acción se traslada a 1910. En esa época en que Cuba, tras la independencia, busca el progreso, el inspector Arturo Saborit es destinado a La Habana, al barrio de San Isidro, donde se encuentran los prostíbulos más famosos de la isla, regentados por franceses y por cubanos con mucho dinero. Uno de ellos es Alberto Yarini, a quien Saborit llega a conocer de cerca. Saborit describe la vida de Yarini y sus revolucionarias ideas, que compagina con su negocio de prostitución de lujo. En ese mundo, la rivalidad entre distintas redes de proxenetismo desemboca en un peligroso conflicto del que es testigo Saborit.

Con ambas narraciones, el autor quiere destacar las frustradas aspiraciones de Cuba de crecer y progresar como un país normal. A través de la mirada cínica y corrosiva de Mario Conde, presenta una Cuba muy distinta de la propaganda oficial, con corrupción, depravaciones y oportunismo. Todo vale con tal de ganar dinero, como Padura muestra en algunas escenas morbosas y sórdidas, y en la actuación inmoral de algunos personajes.

Vuelve a sobresalir la prosa eficaz, realista, con expresiones muy cubanas. Aunque predomina la trama policiaca, en su elaboración literaria la novela está a la altura de las obras más ambiciosas del autor, como El hombre que amaba a los perros, Herejes y Como polvo en el viento.

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