Pasados los setenta (II)

Pasados los setenta II

TÍTULO ORIGINALSiebzig verweht II

GÉNERO

Siebzig verweht IITusquets. Barcelona (2006). 576 págs. 25 €. Traducción: Isabel Hernández.

La vida y la obra del escritor alemán Ernst Jünger (1895-1998) traza el retrato de una Europa que se vio desgarrada por las dos guerras mundiales y por el cruento combate de las ideologías totalitarias. Admirado por Borges o por André Gide, su libro de memorias «Tempestades de Acero», en el que narra su experiencia como soldado de élite en la Primera Guerra Mundial, se convirtió de inmediato en un extraordinario éxito de ventas en la alicaída Alemania de Weimar y en uno de los libros de cabecera del futuro Führer, Adolf Hitler.

Acusado en ocasiones de intelectual cercano al nazismo, lo cierto es que Jünger responde muy poco al prototipo del nacional-socialista y sí al del conservador más o menos escéptico con los logros de la modernidad, temeroso de las hordas bolcheviques y del efecto disolvente del relativismo cultural. La lectura sosegada de sus memorias y diarios, sobre todo de los correspondientes a la II Guerra Mundial y que en España han aparecido bajo el título genérico de «Radiaciones», supone adentrarse en la historia de las grandes contradicciones intelectuales y humanas del siglo XX y en el sufrimiento del hombre concreto y singular -en su caso, un militar de graduación en el París ocupado- que busca ser fiel a su conciencia en medio de la barbarie.

La editorial Tusquets -empeñada desde hace años en la publicación de la obra de Jünger- acaba de publicar el tomo de sus diarios correspondiente al período que abarca desde 1971 hasta 1980. A pesar de su avanzada edad -ha superado ya con creces los ochenta años-, sorprende la vivacidad y la curiosidad con el que anota su día a día. Las impresiones de viaje -Turquía, París, Marruecos, Creta- se suceden junto a las reflexiones filosóficas, las notas de lectura y los soberbios apuntes de erudición botánica. ¿Se trata, sin embargo, del mejor Jünger? Obviamente no. Me explico: el dramatismo, la tensión moral, la incesante búsqueda de la verdad que el lector encuentra en sus diarios de la II Guerra Mundial, se ve sustituida aquí por una mezcolanza de filosofía hermética y de simbolismo astral. En sus mejores páginas, el autor alemán nos asombra con su prodigiosa capacidad para leer la historia como una sucesión de estratos culturales. Pero en sus peores momentos, cae en un excesivo maniqueísmo de corte platónico donde se equipara el bien y el mal, la luz y la oscuridad y donde el hombre singular y concreto desaparece convertido en una especie de juguete intelectual del propio autor.

En este sentido, los dos tomos de «Radiaciones», también publicados por Tusquets, ofrecen a un Jünger mucho más fresco intelectualmente, que sufre en su propia carne -hasta el punto de ver morir a uno de sus hijos- los horrores del nihilismo y de la guerra y que reflexiona, desde la lucidez, acerca del desmoronamiento de la civilización europea y de la propia idea de humanidad. De especial interés resulta su lectura de la Biblia -Jünger se convertiría al catolicismo cincuenta años más tarde- así como las páginas en que narra el día a día del Estado Mayor alemán en París y la vida cotidiana de la intelectualidad francesa del momento (Picasso incluido).

Daniel CapóACEPRENSA

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