Esta es la tercera novela de Grandes sobre los años posteriores a la guerra civil española. El libro es convincente desde el punto de vista narrativo, siempre que se acepte su maniqueísmo ideológico.
La historia tiene como eje central la vida de las cortesanas chinas a principios del siglo XX. La novela no sorprende pues el tema ha sido ya muy explotado literariamente.
Esta novela, continuación de “Mi planta de naranja lima”, tiene también como protagonista a Zezé, ahora un niño de once años que ha sido adoptado por una familia de buena posición.
En Estados Unidos el progresismo secularizado extiende su modo peculiar de concebir el bien con un puritanismo tan rigorista como el anterior de cuño religioso. Joseph Bottum lo diagnostica en su libro “An Anxious Age”.
La crisis de Ucrania es también una crisis de las relaciones EEUU-Rusia, en la que ambas partes consideran que la otra ha defraudado sus expectativas por motivos egoístas.
Pocas veces una novela ha dado lugar a tantas maniobras políticas y de los servicios de inteligencia como provocó “El doctor Zhivago” en plena Guerra Fría.
Un estudio ilustrativo que muestra cómo una cultura brillante pero sin referencia a la verdad puede no ser suficiente para evitar los proyectos ideológicos totalitarios.
Se publican las reflexiones que Juan Pablo II escribió en sus ejercicios espirituales y que muestran su intensa vida interior y su fidelidad a los planes de Dios.
La recopilación y el análisis de grandes volúmenes de datos ya no es solo obra de un Estado policial, sino la actividad continua de muchas empresas. Permiten servicios muy útiles, desde el simple corrector ortográfico al control de las epidemias de gripe, y también suponen nuevos peligros para la libertad y la intimidad de las personas.
Covey ofrece criterios que ayudarán a los adolescentes a madurar sus decisiones y a asumir su responsabilidad en ámbitos como el educativo, el familiar o el social.
Los amigos y colaboradores que estuvieron junto a Juan Pablo II, en un pontificado que sacudió la Iglesia y el mundo, están en condiciones de ofrecer un testimonio particularmente significativo.
El Papa que removió la Iglesia con el Vaticano II, fue también un fiel custodio de la doctrina católica. El que fue su secretario expone sus recuerdos.