Ediciones B. Barcelona (2000). 214 págs. 2.100 ptas.
Del Toro (Santiago de Compostela, 1956), una de las principales voces de la narrativa gallega actual, abandona su línea habitual de realismo sórdido y experimentalismo formal y nos brinda esta vez una novela intimista y lineal.
Desoyendo la advertencia que su madre le hiciera en el lecho de muerte, la protagonista vuelve a su aldea natal al encuentro de su pasado. Muchas familias guardan secretos que es mejor no conocer, pero si sus fantasmas nos salen al paso, resolverlos puede ser la mejor manera, quizás la única, de poder empezar una auténtica vida. Esta parece ser la tesis de la novela, morosa en su desenvolvimiento, como conviene a todo ejercicio de indagación psicológica por el interior de uno mismo. Hay algunos tópicos (aldea rural con abusos de los ricos, educación juvenil mal digerida en colegio de monjas) y también algunas ideas interesantes apuntadas (como el valor del sacrificio de una madre) y no acabadas de explotar.
Del Toro tiene un estilo preciso y efectivo, adecuado en este caso al tono de la historia. Es destacable la ambientación lograda, especialmente por el clima onírico y un poco mágico del que emana la fuerza que parece ir dirigiendo la acción de la protagonista.
Javier Cercas Rueda