«Misión Olvido», la nueva novela de María Dueñas

Temas de Hoy.

Madrid (2012).

512 págs.

21,90 €.

GÉNERO

Tras el espectacular éxito de El tiempo entre costuras, con más de un millón de ejemplares vendidos en España y traducida ya a más de treinta idiomas, María Dueñas (1964) publica su segunda y esperada novela.

El tiempo entre costuras, muy valorada por la crítica y lectores, fue un best seller de calidad muy superior a la habitual. Misión olvido no supone ningún cambio brusco en sus ingredientes literarios: entretenimiento, una pasión humana, interesantes tramas secundarias y, por qué no, unas gotas de melodrama y romanticismo.

La protagonista es Blanca Perea, una profesora de universidad abandonada por su marido, que se ha enamorado de una mujer más joven que ella. Para poner tierra por medio, encajar las piezas de su vida y enfrentarse a un nuevo futuro personal y familiar, Blanca se traslada a la Universidad de Santa Cecilia, en California. Allí tiene que hacerse cargo de poner en orden el legado de un antiguo profesor de origen español, Andrés Fontana, fallecido hace ya más de treinta años.

Misterio en torno a un exiliado español

Andrés Fontana se trasladó a Estados Unidos para estudiar un curso, pero cuando estaba a punto de regresar a España estalló la Guerra Civil y decidió quedarse para siempre en Estados Unidos. La novela cuenta su vida especialmente hasta ese trascendental viaje; el resto, hasta su muerte, va saliendo a retazos gracias a las investigaciones de Blanca y a la relación con antiguos compañeros del profesor, de manera especial con su discípulo Daniel Carter, a quien un viaje a España para investigar sobre la obra del escritor exiliado Ramón J. Sender, también acaba por cambiar su vida.

Los últimos años de Andrés Fontana estuvieron dedicados a investigar sobre las misiones fundadas por los franciscanos en la Alta California. Andrés intuye que en las fundaciones llevadas a cabo en lo que hoy se conoce como El Camino Real falta una, que él llama Misión Olvido, y cuya ubicación puede tener algo que ver con Los Pinitos, un antiguo parque donde, con la oposición de los vecinos y de la propia Universidad, quieren levantar ahora una gran superficie.

Algunas dudas sobre la vida de Fontana empiezan a clarificarse gracias al apoyo de Daniel Carter, personaje clave en la novela, quien arrastra una vida con dramas y contrariedades sin resolver.

La novela alterna el relato en primera persona de Blanca con una narración en tercera persona que cuenta retazos de las vidas de Andrés Fontana y Daniel Carter.

Acciones colaterales

El tema principal es, pues, la actitud de Blanca ante los cambios que se han dado en su vida. A superar esta situación, compleja y dramática, contribuye la investigación que realiza sobre la vida de Andrés Fontana y el conocimiento de Daniel, con las ramificaciones tanto universitarias como personales que provocan estos sucesos. La novela tiene ambientes y personajes propios de un campus universitario, aunque a la autora le interesa sobre todo el lado humano de todo ello; también tiene interés la peripecia en torno a las misiones franciscanas, un asunto histórico poco conocido.

A la vez, en el relato de la vida de Andrés la autora hace una incursión, muy doméstica y social, a la España de los años 30, y, con la peripecia profesional y sentimental de Daniel Carter, un retrato sociológico y muy tópico de la España de los cincuenta, la presencia de las bases norteamericanas en la península, un acercamiento a la labor de los exiliados españoles, el trabajo de los hispanistas en las universidades norteamericanas y una aproximación a la obra literaria del escritor Ramón J. Sender (1901-1982), exiliado a México y Estados Unidos tras la Guerra Civil española.

Dosis de melodrama

María Dueñas maneja un estilo sencillo, funcional y didáctico a la hora de explicar algunos de los ingredientes históricos y sociológicos de la novela. Quizás la trama no sea tan directa y clara como en El tiempo entre costuras, y eso puede plantear dudas sobre cuál es el hilo conductor; algunas historias secundarias –como el viaje a España de Daniel Carter– las trata con una excesiva prolijidad, mientras que otros aspectos que merecían un mayor detalle y aclaración apenas son descritos.

Desde el punto de vista estructural, la novela resulta débil e hinchada en exceso, sobre todo en la primera parte, la más floja. Pero poco a poco la principal intriga, la relacionada con el devenir del mundo interior de Blanca, acaba por centrar mejor la novela. Desde el punto de vista sentimental, la autora no llega a penetrar con profundidad en la vida interior de los personajes, aunque lo que describe siempre resulta emotivo y verosímil.

Misión Olvido, para lo bueno y para lo malo, pertenece a ese género que promocionan de manera un tanto obsesiva algunas editoriales, las más comerciales: un best seller que entretiene, sencillo, ameno, con sus buenas dosis de didactismo, y al que pueden acceder lectores muy variados.

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