Esta novela de Monica Dickens (1915-1992), bisnieta de Charles Dickens, comienza y termina en el mismo lugar: Mary espera en una habitación la llamada que le comunicará si su esposo ha sobrevivido a un ataque alemán durante la II Guerra Mundial. Entretanto, recuerda el camino que ha recorrido hasta llegar allí, comenzando por su infancia y terminando con el matrimonio, con una evocación melancólica que equilibra con el uso de la ironía y, en algunos casos, el sarcasmo.
La protagonista comparte con la autora el contexto de su infancia y juventud, junto con algunos rasgos vitales, como los estudios, el matrimonio con un militar o la experiencia de la guerra. Los primeros capítulos están dedicados a la infancia, desde que Mary tiene ocho años hasta que abandona su hogar para estudiar en un internado, y en esas páginas el protagonismo es de su familia extensa. Su madre queda en un segundo plano, y sus abuelos tienen algo más de importancia, pero el papel fundamental es para el tío Geoffrey. Al parecer, todas las familias inglesas deben contar en el árbol genealógico con un excéntrico, amigo de los escándalos menores o mayores y con inclinaciones artísticas. Geoffrey cumple todos los requisitos, y en ausencia del padre se convierte para ella en una especie de mentor.
En los siguientes capítulos se manifiesta con más claridad el rasgo predominante del carácter de Mariana, que actúa como trama. Según una de sus profesoras, es “poco sociable, y se muestra a la vez intolerante y desconfiada”, dos cualidades que le vetan el mundo adulto, al que mira con recelo y del que busca refugio en la amistad, pese a que, en el fondo, solo anhela encajar. La inmadurez casa bien con el tono frívolo y divertido de una obra casi memorialística que salta de un interés a otro sin perseverar en ninguno.
La autora retrata muy bien su época y clase social, con una ironía y distanciamiento que hacen entretenida y agradable la lectura. El estilo, además, está cuidado, y algunas observaciones y metáforas son muy ingeniosas, más aún para el lector ya sumergido en el mundo victoriano y de principios de siglo, que compartirá y disfrutará de muchos de los códigos y sobreentendidos de su literatura.