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Los dioses tienen los pies de lana

EDITORIAL

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNMadrid (2019)

Nº PÁGINAS208 págs.

PRECIO PAPEL17 €

GÉNERO

Primera novela de José María Sánchez Galera (Madrid, 1976), doctor en Humanidades y Marketing y licenciado en Periodismo. Ya en la elección del título, que procede de una cita de Petronio, se aprecia la vertiente humanística que el autor quiere dar a su novela en los temas de fondo y en el estilo empleado.

El hilo conductor de la novela se refiere a la relación que mantienen David e Isabel, contada en primera persona por el propio David, y también en tercera persona para hablar de otros personajes y situaciones que rodean a los dos protagonistas. Antes de que se conozcan, el autor aporta escenas y momentos que nos sirven para conocer mejor a David, especialmente unos cuantos recuerdos situados “el año que murió mi abuelo” y que presentan también a algunos personajes secundarios con los que se relaciona David.

Luego, lentamente, con un ritmo pausado, se cuenta cómo se conocen David e Isabel y cómo se desarrolla una amistad que parecía cuajar, describiendo escenas domésticas, familiares, campestres con las que el autor se aproxima al interior de unos personajes de carne y hueso, nada impostados, normales. Con ellos, el autor muestra su preferencia por la naturalidad y la sencillez, características que se trasladan al argumento y al estilo.

El hilo se interrumpe con algunos relatos que se alejan del tema principal de la novela –las vidas de David e Isabel–, pero que mantienen la unidad estilística pese a que sus temas son dispares. En ellos –especialmente en dos: “Ágape” y “El sexo de Casandra”– se puede apreciar la pasión del autor por el mundo clásico, no exenta de cierta ironía al abordar temas que proceden de la tradición grecolatina. Estos incisos dan respiro al lector, pero quizás sin ellos la novela tendría más fuerza y ganaría en unidad.

Hay que destacar el estilo empleado por el autor, atento en todo momento a los detalles concretos; un estilo armónico que intenta atrapar los ambientes y los olores y que consigue una cuidadosa plasticidad cuando describe de manera un tanto nostálgica los recuerdos. El empleo esporádico de términos cultos, de especialista, pueden provocar cierta extrañeza y subrayar que la realidad que se va contando es difícil de apresar.

Estamos, pues, ante una historia de amor que el autor desmenuza con ingredientes cordiales para mostrar el mundo interior de los protagonistas, muy alejado de los histéricos arrebatos adolescentes tan presentes en la literatura contemporánea cuando se abordan las relaciones personales.

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