La alemana Zsuzsa Bánk (1963) hizo su debut literario con El nadador (2004). Su nueva novela, Los días luminosos, se desarrolla en Alemania e Italia y cuenta una historia familiar que arranca en la década de los sesenta.
La narradora es una niña llamada Seri, hija de titiriteros húngaros, que vive con su madre en un cuartel a las afueras de Kirchblut, un pueblecito alemán. Seri lleva una existencia alegre jugando en el jardín con sus amigos Aja y Karl. Evi, la madre de Aja, es un personaje crucial en la trama, ya que su marido, dedicado al circo, viaja constantemente y solo las visita una vez al año. Es una mujer rebosante de vitalidad que resulta para los niños un foco de alegría. Y, a lo largo de toda la novela, es destacable el papel de las madres, que constituyen un punto de referencia.
Veinte años más tarde, la historia prosigue en Roma con los tres amigos ya en plena juventud. Aja ha estudiado medicina, Karl se dedica a la fotografía y Seri trabaja en una empresa de transportes. En este tiempo, los tres han madurado por diversas circunstancias, pero el doloroso descubrimiento de un secreto familiar que permanecía escondido en las calles de Kirchblut amenaza con quebrar su amistad. Cuando la desnuda verdad sale a la luz, sus casi irrompibles lazos se tambalean y aquellos tres pequeños héroes entrañables tendrán que hacer frente a la adversidad.
Zsuzsa Bánk traza hábilmente el proceso psicológico de los protagonistas de forma que, a pesar del dolor y el desconcierto, asumen la realidad, son capaces de recomponer su amistad y, lo más importante, saben seguir viviendo días luminosos, como indica el título del libro.
La novela es una conmovedora historia de crecimiento y superación narrada con original estilo y una prosa de marcado tono teatral que logra sorprendentes imágenes. Un relato emotivo que la autora maneja con sobriedad sin deslizarse hacia el sentimentalismo.