Lo que esconde tu nombre

Destino. Barcelona (2010). 428 págs. 20 €.

GÉNERO

260 novelas se presentaron a la última convocatoria del premio Nadal. Ganó Clara Sánchez (Guadalajara, 1955), experimentada autora que ya cuenta con otras distinciones literarias en su haber (en 2000 obtuvo el premio Alfaguara con Últimas noticias del paraíso). Al igual que la novela ganadora del Planeta, Contra el viento, de Ángeles Caso, y de tantos otros galardones, se trata de una historia convencional, sin grandes complicaciones, que busca llegar al mayor número de lectores con un argumento que utiliza la intriga y el suspense.

El protagonista es Julián, un anciano español residente en Buenos Aires, exiliado republicano, superviviente del campo de exterminio de Mauthausen, que se ha dedicado durante años a perseguir y desenmascarar a prófugos nazis, al igual que su antiguo amigo Salva. Un día recibe una carta de éste, que vive en una residencia en el Levante español, donde le cuenta que ha descubierto a los Christensen, un matrimonio noruego que oculta su pasado nazi. Julián decide emprender un largo viaje para realizar el que quizás sea su último trabajo. Cuando llega se encuentra con la noticia de que su amigo ha fallecido. Pronto descubre a los Christensen y comienza a investigar sobre sus vidas.

Julián es uno de los narradores de esta novela. La otra es Sandra, una joven de treinta años, embarazada, que pasa unos días de descanso en casa de su hermana para analizar su vida y solucionar la desorientación amorosa y existencial en la que se encuentra. Sandra conoce por casualidad a los Christensen, intima con ellos y se convierte en su amiga y protegida. Pero también conoce a Julián, quien le desvela los oscuros secretos que esconden la vida de esos apacibles ancianos noruegos y los amigos que frecuentan su casa y sus fiestas. Julián intuye que ha descubierto una hermandad de antiguos oficiales nazis.

De manera alterna, los dos narradores ofrecen su visión de los hechos. Uno, Julián, ya anciano pero que no está dispuesto ni a olvidar ni perdonar; otra, Sandra, que no sabe qué rumbo tomar. Los hechos que vivirán juntos transforman sus vidas.

Como se ve, todo bastante tópico. La autora se empeña en alargar un argumento que da poco de sí. Para ello le viene muy bien el personaje de Sandra, que actúa como una espía para Julián dentro del círculo de amistades de los Christensen. De manera inverosímil, Julián pone en riesgo su vida y la de Sandra para avanzar en una investigación que se nos antoja débil y obvia. La elección de dos narradores ofrece variedad, pero provoca innecesarias repeticiones.

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