Steve Johnson analiza en el libro, con detalle, siete factores que han contribuido a la innovación, al surgimiento de nuevas teorías o de nuevos instrumentos. Los factores son: lo que llama “lo posible adyacente”, algo que está al lado de lo que se busca; las redes líquidas, la corazonada lenta, la serendipia o hallazgo inesperado, el error (aprender equivocándose), la exaptación (o utilizar para otro fin algo que ya estaba allí), las plataformas o espacios favorables a lo nuevo.
Ameniza el libro con muchos ejemplos de innovaciones. Tiene predilección por Darwin, aunque hoy se sepa que algunas de las hipótesis del naturalista carecían de fundamento, a falta de conocimientos de genética.
Se trata de un buen resumen de las principales innovaciones que han tenido lugar, en la mayoría de los campos (aunque no en todos) desde el siglo XV en adelante, desde Gutenberg a hoy. En ese sentido, la “Cronología de las principales innovaciones” (p. 263-295) es una síntesis útil, con una breve pero aclaratoria explicación.
En conjunto, el libro es una incitación a mejorar el trabajo, a no quedarse quieto, a cambiar, manteniendo la curiosidad y los deseos de saber.