Que a Martin Amis (Swansea, 1949), uno de los grandes escritores de la literatura inglesa actual, le gusta la polémica no es noticia. Basta con leer su anterior novela, Lionel Asbo, una mordaz radiografía sobre la sociedad británica actual, o su ensayo dedicado a Stalin, Koba el Temible.
Así, se ha fabricado una máscara de escritor corrosivo al que le gusta frecuentar terrenos pantanosos. Su nueva novela, La Zona de Interés, está ambientada en un campo de exterminio nazi, pero Amis no escribe sobre las víctimas, que son el telón de fondo de esta cruda, interesante y difícil novela, sino sobre los alemanes que estaban llevando a cabo estas matanzas, sus relaciones familiares, sus ideas, su mundo.
Amis selecciona tres narradores que, en primera persona, de manera alternativa, cuentan sus impresiones sobre la vida en el campo. El más constante, y el más interesante de los narradores, es Angelos Thomsen, Golo, el sobrino de un jerarca nazi, quien es trasladado allí para poner en marcha una fábrica en la que trabajarán esclavos judíos. Golo es un mujeriego y un seductor y su única obsesión en el campo es conocer a cuantas más mujeres, mejor. Tiene sucesivas amantes, a las que despacha con desdén. Hasta que se enamora de Hannah Doll, la esposa del comandante del campo, a la que se plantea en principio conquistar como un ambicioso reto pero de la que acaba prendado por su inaccesibilidad.
Paul es el segundo narrador. Se trata del prototipo de nazi, entregado completamente a la causa. Es violento, alcohólico, impulsivo, inhumano… y le está haciendo mella la dedicación del campo al exterminio sistemático y la tirante relación que tiene con su mujer, uno de los pocos personajes que, a su manera, se rebelan contra lo que está pasando. El tercer narrador, que interviene poco en la novela, es la significativa voz de Szmul, un judío que colabora con los nazis en los trabajos del campo, siempre amenazado por Paul, quien intuye que no hay que fiarse de él.
Golo, aparentemente frívolo, ni reflexiona ni cuestiona los cometidos del campo, que conoce a la perfección, aunque su postura es cada vez menos comprometida; eso sí, le interesa guardar las formas (sobre todo con su tío). Sin embargo, el contacto que tiene con otros mandos del campo sirve al autor para mostrar el clima de inhumanidad y de inmoralidad de los alemanes que viven allí, describir diferentes maneras de adherirse al nazismo y los problemas domésticos y militares que agobiaban a esos hombres. Los hechos tienen lugar entre 1942 y 1943, cuando empieza a cundir el desánimo entre las tropas, sobre todo tras la derrota del ejército alemán en Rusia.
Amis realiza una original y destructiva descripción de la banalización del mal. La postura adoptada, centrarse casi exclusivamente en los nazis, resulta novedosa. Con estos mimbres, en un espacio cerrado y agobiante, con unos personajes condicionados por el asesinato y el terror, Amis ha escrito una novela sobre el amor y los celos que es, sobre todo, una ácida y amoral parábola de la condición humana en situaciones tan extremas como las que aparecen en esta novela. Amis se escapa del tópico con una novela complicada en su estructura, forma y estilo, bien ambientada y trabajada, nada complaciente con el lector.