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La verde luz de las estepas

Errata naturae.

Madrid (2015).

204 págs.

16,90 €.

Traducción: Ibon Zubiaur.

TÍTULO ORIGINALDas grüne Licht der Steppen. Tagebuch einer Sibirienreise

GÉNERO

Verano de 1964. Estamos en momentos decisivos de la lucha entre la Unión Soviética y Estados Unidos por la conquista del espacio y por la hegemonía en el mundo. Una delegación de la República Democrática Alemana es invitada a visitar Kazajstán y Siberia para ser testigos de los progresos colonizadores soviéticos en aquellas regiones asiáticas. Brigitte Reiman (Burg, 1933-Berlín Este, 1973) es invitada a realizar el viaje por su prestigio como escritora, aunque su identificación con el Partido deje bastante que desear. Este libro es la crónica de aquellas semanas, desde la partida de Berlín Este hasta el regreso, después de haber estado en Moscú, Tselinogrado, Novosibirsk, Irkutsk, Bratsk y sus alrededores.

Puesto que se trata de un viaje oficial y de propaganda, se describen agasajos, homenajes, se incluyen fragmentos de discursos…; y se aportan algunas cifras y estadísticas sobre las industrias y las infraestructuras que se visitan e información sobre el trabajo de diversos grupos de científicos en pro del comunismo. Pero la autora se mueve con cierta libertad y sabe aprovecharla para mostrar su asombro por los paisajes kazajos y siberianos que va conociendo, muy bien descritos, pero sobre todo para acercarse a las personas con las que se va relacionando.

Aquí el relato está lleno de detalles, que denotan perspicacia, curiosidad y grandes dotes de observación: costumbres populares llenas de colorido, la vida ordinaria en unas condiciones muy peculiares y difíciles… Además, pone al lector en contacto con una serie de personajes, ingenieros, científicos, estudiantes, llenos de virtudes humanas y de fe en lo que están realizando, lejos del centralismo burocrático, con enormes sacrificios y sentido comunitario. Lógicamente no hay ninguna referencia a disidentes ni a gulags ni tampoco podía adivinar la autora que algunos de los lugares visitados, como Bratsk, se convertirían con el paso de los años en algunas de las zonas más contaminadas del planeta.

El texto se completa con unos fragmentos del diario privado de Brigitte Reimann, donde se expresa con mayor libertad y puede hablar de baja producción, de sus dudas sobre el triunfalismo de los dirigentes soviéticos o sobre la energía nuclear o de que el miedo a volar la lleva en determinado momento a rezar el Padrenuestro. El libro va acompañado de unas fotografías magníficas de Thomas Billhardt, que participó como reportero gráfico. Libro interesante, sobre todo si se procura leer entrelíneas, bien editado. La autora con su excelente prosa da vida a lo que observa y alcanza momentos de auténtico lirismo cuando describe aquellas tierras tan distintas y lejanas y a sus hospitalarios moradores.

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