La última escapada

Libros Libres. Madrid (2009). 295 págs. 22 €. Traducción: Ignacio Peyró.

TÍTULO ORIGINALPlague Journal

GÉNERO

El escritor canadiense Michael D. O’Brien es prolífico en novelas de ideas a las que reviste con el ritmo trepidante de un thriller. El lector no sabe muy bien si está ante una enjundiosa obra de ensayo filosófico, religioso y político, o ante un atrayente relato de acción e intriga. Pero lo cierto es que el autor, católico para más señas, suele alumbrar libros de valía. Se vio en El padre Elías. Un Apocalipsis y en El librero de Varsovia. Ahora se comprueba en La última escapada, que de nuevo cautiva al lector con seductora trama y sólido pensamiento.

El protagonista es Nathaniel Delaney, director de un periódico local, The Swiftcreek Echo, en algún lugar de una Canadá ficticia que no ve con buenos ojos los editoriales y artículos de dicho diario, que rezuman mensaje cristiano: “palabras muy manidas, muy viejas, pero justo las palabras que han venido construyendo las sociedades sanas”. Delaney vive con sus dos hijos mayores, Tyler y Zöe, pues su mujer se marchó de casa con el hijo pequeño por eso que ahora se llama incompatibilidad de caracteres. Un día Nathaniel descubre que las enseñanzas que se imparten en el colegio de sus hijos no son, a su juicio, adecuadas. “Es una ingeniería social de magnitud tremenda, con expertos que dictan cómo tenemos que vivir (…) El contenido mismo es un problema: sexo, orientación sexual, discernimiento de valores, raza, religión”.

Su protesta ante la dirección del centro, alegando que las materias impartidas son desde siempre de la competencia de los padres, pone en alerta a todo un sistema dominante que pretende arrebatar a los indefensos niños de lo que se supone que son las garras paternas con el fin de educarles en unos principios y reglas que se aproximan a una religión del Estado. Padre e hijos inician así una agitada huida para evitar “ser tragados y digeridos por las entrañas del sistema”. Durante su persecución padecerán situaciones trágicas y experimentarán sentimientos de esperanza y de noble humanidad. Todo ello presidido por una fervorosa e inquebrantable fe católica: “Nunca podrán destruir el sagrario de nuestro corazón, donde tiene su morada Jesús y María”. El libro está escrito en forma de diario, el diario de Nathaniel Delaney, que un policía local encontró entre las pertenencias del periodista.

La novela nos alerta de cómo hoy bajo el ropaje de modernas sociedades democráticas se persigue por los gobiernos toda una revolución no violenta: subvertir la autoridad de los padres acaparando los derechos de éstos sobre sus hijos. En suma, recrear el mundo: “Las democracias no son inmunes al autoengaño, aunque tienden a formas de opresión que no son abiertamente violentas”. Pero también nos alecciona de cómo esos mismos gobiernos temen a la verdad. Nada nuevo bajo el sol.

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