La figura del escritor norteamericano Louis Bromfield (1896-1956) parece recuperar el prestigio que se labró en el primer tercio del siglo XX. La treintena de libros que avalan su trayectoria alcanzó ventas altas. Bromfield abandonó sus efímeros estudios de Periodismo en la neoyorquina Universidad de Columbia para alistarse en la Primera Guerra Mundial. Vivió con su familia trece años en Francia, y regresó a Estados Unidos ante la amenaza bélica en Europa. En Ohio se dedicó a escribir ficción y ensayo y a cultivar visionariamente una amplia granja ecológica.
Su novela La señora Parkington –con aires de melodrama pero literariamente digna– apareció en 1942. La narración alterna episodios del pasado que reconstruyen la historia de Susie –una camarera de quien se enamorará un potentado, Gus Parkington– y del presente, que se desarrolla en Manhattan, en la víspera de Navidad, no mucho después de la crisis de Wall Street de 1929. Ahora Susie es la señora Parkington, matriarca de una dinastía millonaria que recibe y cura las heridas del deshonor, del desamor, la traición, la corrupción y la indignidad, a la vez que el amor mantiene su presencia. La entereza de la anciana salvará de las crisis y sembrará la esperanza en una de sus descendientes, en la más joven.
Entre las cualidades literarias de Louis Bromfield en La señora Parkington sobresalen su sentido del ritmo narrativo, su hondura humana, su retrato de periodos históricos de su país (y su conciencia de país y de justicia social), la finura rápida de los diálogos, la sabiduría de estructurar la novela y enhebrar con símbolos y objetos clave el curso de la narración. Un texto que merece la pena.
