La medición del mundo

Maeva. Madrid (2006), 220 págs. Traducción: Rosa Pilar Blanco.

TÍTULO ORIGINALDie vermessung der welt

GÉNERO

A finales del siglo XVIII y principios del XIX la ciencia experimental ya se había consolidado en Europa. Un siglo y medio de éxitos le habían bastado a esta forma de saber para convencer a toda la sociedad de sus excelencias. ¿Qué es lo que la convertía en un saber tan cautivador? Su capacidad de medición. En ese afán por medirlo todo, el naturalista Alexander von Humboldt y el astrónomo y matemático Carl Friedrich Gauss se embarcaron en la mayor de las mediciones terrestres posibles: la del mundo.

En este libro novelado el joven escritor germano-austríaco Kehlmann (Munich, 1975), retrata con fina ironía el ambiente cultural que vivía la ciencia durante la época de la Ilustración. El marco en el que transcurre la acción es el contexto intelectual de la época, por eso aparecen referencias constantes a una pléyade de personajes que configuraron esa forma de pensar.

La novela pivota en torno a la figura de dos colosos de la Ilustración alemana: Humboldt y Gauss. No se trata de hacer literatura sobre sus éxitos científicos, sino de presentar la naturaleza humana del genio, su espíritu, su voluntad. Ambos intentaron medir el mundo, aunque lo hicieron de formas diversas. Humboldt fue un viajero infatigable, mientras que Gauss procuró esa medición desde su sedentarismo, medio querido, medio forzado. Ya en plena madurez su reencuentro en el Berlín de 1828 les lleva a repasar nostálgicamente sus vidas, sus logros, sus aventuras y sus sueños juveniles.

La receta del éxito de la novela bien podría estar en la mezcla proporcionada de una serie de factores. La combinación de elementos biográficos con la ficción, la relación entre lo racional y lo irracional y la presentación del aspecto humano junto al personaje científico serían algunos de ellos. Todo esto servido con una prosa envuelta en una dulce melancolía. El producto final es una historia de apariencia sencilla pero de trama compleja, por la constante aparición de personajes nuevos y cuya presentación no se basa en sus logros científicos sino en su perfil psicológico.

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