Bennet (Leeds, 1934), reputado dramaturgo y guionista inglés, que ha alcanzado fama en España con su novela Una lectora poco común, que suscitó merecidos elogios. Anagrama aprovecha ahora para publicar esta especie de dietario monográfico, preparado por el propio autor a partir de entradas de su diario que se referían al caso de Miss Shepherd. No se trata pues de una novela, sino de un relato autobiográfico.
Cuenta la historia de una peculiar vecina que acompañó la vida del autor durante casi veinte años, desde que un día de 1971 decidió instalarse, dentro de su desvencijada furgoneta, frente a la casa del escritor, y luego en su jardín. Lo propio de Bennet es una ligereza tragicómica nada pretenciosa, de tono compasivo y humor sutil de buena cuna inglesa. Son sus mejores virtudes, que brillan a tono con la historia de esta homeless excéntrica, desheredada del siglo, que a pesar de su locura manifiesta se niega a vivir de los servicios sociales, aunque por vivir en su furgoneta deba exponerse a las gamberradas ajenas y a la insalubridad propia. Miss Sheperd lo mismo funda un partido cristiano que escribe cartas a Margaret Thatcher o pide a su benefactor que ruede una comedia con ella de protagonista.
En todo momento, Miss Sheperd mantiene la dignidad y el secreto sobre su pasado, lo cual, tratándose de una pordiosera desquiciada, justifica el interés literario de Bennet por el personaje. Bennet mantiene un tono aséptico, periodístico pero esmerado, a lo largo de todo el libro, y sólo al final acaba reconociendo el imprescindible afecto que insospechadamente había terminado por despertarle la “dama de la furgoneta”. No es una gran obra, pero tiene ese valor de la compasión por las personas vulgares que se resisten a la vulgaridad, muy propio de los cuentos de Chejov.
