El suizo Hohl (1904-1980) empezó a escribir este relato en 1926 pero no lo publicó hasta cinco años antes de morir. Varias décadas perfeccionando una leve historia sobre dos personalidades. Ull y Johann son dos jóvenes que emprenden una ascensión en los Alpes. El primero es decidido, hablador y tenaz, todas las iniciativas parten de él. El segundo es dubitativo, indeciso y callado. Afrontan de manera muy diferente una aventura que, sin embargo, les conducirá a un mismo final.
Escalada es un libro básicamente descriptivo. Los diálogos son mínimos y no hay más personajes que los mencionados, con una breve aparición, en forma de recuerdo, de la novia de Ull. Los mayores logros de la breve narración se alcanzan en el dibujo de la naturaleza y de las maniobras de escalada. Algunos movimientos corporales son descritos con gran habilidad visual y casi podemos tocar el peligro de algunos pasos extremos.
Se apuntan detalles que pueden conducir a una interpretación de la obra diferente de la explícita: la escalada como imagen de la vida. Sólo así puede dotarse de alguna sustancia a una simple historia con un primer nivel de lectura insípido. De este modo, las virtudes y defectos de la actitud distinta de ambos personajes, prefigurarían maneras muy diferentes de afrontar la existencia, a pesar de que, según parece concluir el autor, el final va a ser el mismo. En esta línea, Hohl nos muestra que cualquier cosa es menos difícil cuando es inevitable, cuando volver atrás es mucho más peligroso que continuar. O que, en ocasiones, para que algo sea útil, hay que sacrificarlo, y eso es mejor que seguir teniéndolo pero sin que nos sirva de nada.
Hohl pasó en un sótano de Ginebra los últimos veinte años de su vida. Colgaba con pinzas para tender la ropa sus máximas y aforismos. Su prestigio de escritor de culto entre otros colegas ha llevado a varias editoriales a dar ahora a conocer en España.
