Emboscada en Fort Bragg

AUTOR

TÍTULO ORIGINALAmbush at Fort Bragg

GÉNERO

Ediciones B. Barcelona (1997). 141 págs. 1.100 ptas.

A la espera de su anunciada próxima novela y tras el éxito de La hoguera de las vanidades, Ediciones B edita una breve narración que Tom Wolfe publicó por entregas en la revista Rolling Stones. En este texto Wolfe censura la falta de escrúpulos de las cadenas de televisión a la hora de investigar historias para sus programas.

En Fort Bragg, una base militar norteamericana donde se entrenan los cuerpos de élite, muere salvajemente golpeado un soldado homosexual. Las primeras investigaciones apuntan a sus compañeros de unidad, pero no se ha podido demostrar nada. Son los periodistas del programa televisivo Día y noche los que consiguen dar con los presuntos asesinos. Sus investigaciones se saltan todos los límites legales y éticos hasta conseguir forzar una confesión que sorprenda a la audiencia millonaria de su programa. La novela cuenta el proceso de elaboración del programa televisivo, donde se desvelará la verdad de lo ocurrido; mejor dicho, la verdad programada por los periodistas para impactar a los numerosos telespectadores.

Sólo mostrando la manera de pensar y actuar de los protagonistas, el cínico productor y la brillante y explosiva presentadora de Día y noche, Wolfe realiza una aguda crítica de los métodos que utilizan estos programas televisivos, entre los que se incluyen manipular las pruebas y distorsionar la personalidad de los presuntos asesinos.

El asunto de esta novela es pegajoso, pues todo el argumento está atravesado de turbias escenas donde el sexo, como trampa o como perversión, ocupa una parte importante de su desarrollo. La novela es dura y difícil de leer porque Wolfe reproducía magnetofónicamente en la versión original el habla de los rednecks, los habitantes del Sur Profundo de los Estados Unidos, una jerga imposible de traducir. El traductor ha intentado mantener el extrañamiento que produce este recurso y ha tenido que inventarse un nuevo lenguaje, próximo al argot barriobajero, que dificulta la lectura.

Adolfo Torrecilla

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