Santiago d’Ors (Madrid, 1994), graduado en Literatura General y Comparada, es bisnieto de Eugenio d’Ors. El título del libro se refiere a los símbolos universales de las letras: el tambor, para la lírica; el río, para la narrativa; y la máscara, para el drama y la comedia. Porque, como se señala en el subtítulo, lo que propone este ensayo es un breve viaje por la literatura.
En la primera parte, habla de los orígenes de lo que hoy llamamos literatura, que son los orígenes sagrados de la palabra y su evolución por el ritmo, el discurso y la acción. En la segunda, trata de los paradigmas clásicos y clasicistas, con especial hincapié en algunos poetas y filósofos griegos –no había distinción entonces–, destacando el papel fundamental que Petrarca representó para la poesía occidental, o el Lazarillo, considerada como primera novela moderna.
Posteriormente describe los paradigmas románticos, modernos y posmodernos. Aquí señala la transformación del teatro que introducen Shakespeare y Lope de Vega, el paso de la Ilustración al Romanticismo, con el que la balanza clasicista se desequilibra un poco debido a la irrupción del mundo germánico y anglosajón y que derivará en concepciones positivistas, materialistas –la muerte de Dios– y en una visión más bien pesimista, a veces transgresora, donde lo feo y lo siniestro se iguala con lo armónico y lo bello. El final de esta parte lo dedica al papel de la imagen y del cómic en los últimos decenios.
En el epílogo, tras un resumen de lo expuesto, d’Ors pronostica un nuevo paradigma, un despertar espiritual en Occidente, cierta vuelta a los orígenes: “La gran tarea del siglo XXI no es seguir inventando máquinas y tecnologías, sino empezar a explorar conscientemente nuestro espacio interior. Creo que el nuevo paradigma literario será consecuencia de una revolución espiritual que cambiará por completo nuestra manera de ver el mundo. Dios resucitará de nuevo, aunque no se llame así, aunque se haya desnudado de cualquier dogma. Su Espíritu se revelará entonces como el nuestro y volveremos a recordar el poema infinito que todos cantamos una vez. Y su Palabra, finalmente, nos despertará”.
Con un estilo cuidado, resultan interesantes las breves descripciones de cada periodo y los comentarios sobre algunos autores y algunas obras.