El libro de los pájaros muertos

TÍTULO ORIGINALThe Book of Dead Birds

GÉNERO

Alfaguara. Madrid (2005). 283 págs. 17,95 €. Traducción: Luis Murillo Fort.

El soldado James trae a América a su esposa coreana Helen Sing Lo. Descubre que algo va mal cuando ella da a luz a Ava, una niñita de color. James es blanco. Abandona a ambas a su suerte. La relación madre-hija es intensa y atenta pero difícil; los traumas de Helen, sufridos cuando aún era Hy-yang, pesan como un fardo sobre Ava. No ha podido heredar el color ni los rasgos de su madre, pero no puede desembarazarse de su pasado. La novela empieza cuando Ava concluye sus estudios universitarios y acude como voluntaria a una campaña para salvar pelícanos.

Helen tiene una relación muy especial con las aves y compone desde años atrás un libro donde va recogiendo incidencias (y plumas) de todos los ejemplares que acoge. También anota cuando son muertas accidentalmente a manos de Ava. Ese libro contiene también recuerdos, poemas y recortes de periódicos. Ava sabe de su madre por las historias que le ha contado y por lo que va leyendo en el libro. Los capítulos de la novela se desarrollan a partir de tres hilos: Ava, que cuenta desde el presente en su nombre su experiencia como voluntaria; un narrador externo que va relatando el pasado de Helen y, en tercer lugar, fragmentos del «Libro de los pájaros muertos».

Ava se siente como una tableta de «Crunch», piel de chocolate e interior de arroz tostado. Según con quien esté, siempre se siente del otro grupo. Nunca ha pronunciado en voz alta «mi madre fue prostituta», en un intento de hacer menos real una verdad que la atenaza. Ava despierta compasión como niña y como adolescente. Quiere a su madre pero no siempre logra comunicarse con ella, una mujer tosca pero sensible que sufrió involuntariamente una violenta experiencia en una base militar de la que lleva toda la vida recuperándose. En su aventura con los pelícanos Ava conocerá el amor y las relaciones con su madre darán el paso que necesitaba para verse libre de unos fantasmas que no eran los suyos.

Con «El libro de los pájaros muertos» la escritora norteamericana logra sin duda un debut novelístico destacable, un libro intenso que se apoya por entero en unos buenos personajes. Podría haber caído fácilmente en un feminismo facilón o intentar beneficiarse de un naturalismo muy en boga, pero acierta en centrar el asunto en la cuestión de la herencia moral y la comunicación. La historia de la madre, cruda pero sin excesivos detalles, está bien ajustada. La de la estancia entre los pelícanos es más desequilibrada, se alarga innecesariamente e incluye personajes y pasajes poco sustantivos. El estilo es correcto y la estructura fácil de seguir. Todo el peso recae en dos personajes bien construidos y que llegan al lector. Al final queda la impresión de que la historia podría haber dado para más, cuando parece que la gran liberación que esperaba Ava no era más que poder expresar corporalmente su amor a otra persona.

Javier Cercas Rueda

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