El horizonte

Anagrama. Barcelona (2010). 160 páginas. 15 €. Traducción: María Teresa Gallego

TÍTULO ORIGINALL’horizon

GÉNERO

El horizonte es la quinta novela de Patrick Modiano (1945) que se publica en el catálogo de Anagrama. El francés tiene un amplio público de seguidores, que encuentran en sus obras intensas reflexiones sobre los recuerdos y el paso del tiempo. Hay algo de Proust o del Bergman de Fresas salvajes en estas evocaciones. En El horizonte el protagonista es un escritor, Jean Bosmans, que en su madurez busca a un amor de juventud, Margaret Le Coz, quien un día, tras una investigación policial que afectaba a sus empleadores, desapareció sin dejar rastro.

Al principio, la búsqueda es involuntaria: el pasado asalta a Bosmans mediante imágenes que él se limita a registrar en una libreta (como esas breves secuencias no tenían relación con el resto de su vida, se quedaban en el aire, en un presente eterno). Pero, poco a poco, va tirando del hilo, hasta que Margaret deja de ser un fantasma recurrente y toma cuerpo, para, a la postre, ayudarle a encontrarse a sí mismo.

Todo en El horizonte tiene un aire difuso, inmaterial, como el de un sueño medio olvidado que no sabemos descifrar. Algo turbio parece rodear a Margaret, que huye de un hombre que la persigue, y al propio Bosmans, acechado por su madre, quien, cada vez que se topa con él, le reclama dinero. Ambos se comportan, pues, como fugitivos en la gran ciudad París, y, con esos mimbres vitales tan quebradizos, van construyendo una relación precaria, hecha de secretos, que, sin embargo, precisan a todas luces porque están solos.

La narración, en tercera persona, simpatiza tanto con los pensamientos y temores de Bosmans, que se diría que es él quien nos está contando su historia. No obstante, Modiano tiene que intervenir, omnisciente, para que de tanto en tanto avance la trama, como cuando describe la estancia de Margaret en Lausana como aya de los hijos de un empresario y su desagradable encuentro con el acosador.

El horizonte es una sutil novela sobre todo lo que traspapelamos en la juventud y ya no vuelve (o sí). Modiano parece sostener que somos lo que vivimos, pero también lo que recordamos; y sobre las cenizas aventadas de esa memoria levanta el autor de Un pedigrí una ficción inteligente, muy personal, que esquiva lo etéreo de su planteamiento gracias a una eficaz arquitectura narrativa, así como al declarado coqueteo que mantiene con el género policíaco.

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