El despertar de la senorita Prim

El despertar de la señorita Prim

EDITORIAL

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNBarcelona (2013)

Nº PÁGINAS350 págs.

PRECIO PAPEL8,95 €

PRECIO DIGITAL6,99 €

GÉNERO

Sorprendente debut literario de Natalia Sanmartín Fenollera, periodista gallega. Estamos ante una novela diferente, con un argumento original que cuestiona determinados valores de la cultura contemporánea y busca recuperar los de la cultura clásica.

Prudencia Prim ha decidido abandonar su absorbente empleo en una empresa para irse a un sencillo e imaginario pueblo, San Ireneo de Arnois, donde ha sido contratada por el Hombre del Sillón para que ponga orden en su extensa biblioteca. Su jefe, un hombre muy culto, experto en lenguas muertas, se encarga de educar personalmente a sus cuatro pequeños sobrinos, hijos de una hermana fallecida. Sus métodos pedagógicos no tienen nada que ver con los actuales; tampoco los contenidos ni las materias que estudian, donde la lectura de los clásicos ocupa un lugar primordial.

Poco a poco Prudencia empieza a relacionarse con los habitantes del pueblo y a descubrir las claves de su estilo de vida. San Ireneo es un “pequeño reducto para exiliados de la confusión y agitación modernas”, dice uno de los personajes. La señorita Prim se siente muy atraída por el Hombre del Sillón, “un converso del escepticismo”, con el que mantiene no pocas escaramuzas dialécticas en las que se enfrentan dos caracteres distintos y dos visiones antitéticas del mundo.

Pero el punto de vista del Hombre del Sillón va haciendo mella en la concepción del mundo de Prudencia, que ella ya cuestionaba antes de ir a San Ireneo. Esas conversaciones, y las que mantiene con el resto de los vecinos, le llevan a replantearse su escala de valores, aunque todo va sucediendo de manera progresiva.

Tampoco entiende la señorita Prim el interés que muestran los habitantes del pueblo hacia la religión; muchos se sienten discípulos de un anciano monje que vive en la cercana abadía. Este monje y el Hombre del Sillón han sido los fundadores de la vida en San Ireneo.

La novela tiene un argumento muy sencillo, con una mínima intriga que está relacionada con el gradual enamoramiento de Prudencia con el Hombre del Sillón. Con mucho sentido común, se critican algunos aspectos de la educación contemporánea, del mundo del trabajo, las relaciones humanas, la cultura, la sensibilidad, el sentimentalismo, la diferencia entre hombres y mujeres y el concepto de matrimonio en las sociedades modernas.

Los personajes hablan constantemente alrededor de un té o un café con pastas, sin prisas, como si se tratase de escenas sacadas de las novelas de Jane Austen, autora muy presente en esta historia. Al estar ambientada en un lugar imaginario y en un tiempo indeterminado, la novela gana en profundidad y eficacia. Aunque los diálogos, densos, parecen a veces demasiado elaborados, y la bondad o el misterio de algunos personajes, especialmente los niños, faciliten su caída en un idealismo almibarado, estamos ante una novela insólita en el panorama literario actual.

La autora ha asumido conscientemente muchos riesgos con los ingredientes, enfrentándose a valores e ideas predominantes. Reivindica la cultura clásica y humanística (además de los clásicos, algunos autores citados son Newman, Chesterton, C.S. Lewis…) y, también, el redescubrimiento de los valores religiosos, que añaden profundidad y densidad a la vida, aunque en la novela puede resultar discutible que la religiosidad tenga que ir unida a un deliberado alejamiento del mundo moderno.

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