El sueco Tomas Tranströmer (1931) es uno de los más grandes poetas vivos, aunque siga siendo casi un desconocido en los países de lengua española. Los motivos de este olvido son inexplicables, si tenemos en cuenta que su obra ha sido traducida a la mayoría de idiomas modernos y que el prestigio literario del autor es excepcional.
Psicólogo de profesión -ha trabajado toda su vida con presidiarios-, la poesía de Tranströmer rastrea el orden metafísico de la vida, de un modo, diríamos, muy luterano: desprovisto de cualquier adorno, de cualquier sensación espuria. Como “poeta del hielo” se le ha definido en alguna ocasión y algo hay de esto en sus versos, desnudos, acerados, penetrantes, que aspiran honda ...
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