Se reedita en la editorial Rialp una de las primeras obras del poeta, novelista, ensayista y traductor Pedro Antonio Urbina (1936-2008), durante muchos años también crítico literario y cinematográfico en Aceprensa. El carromato del circo se publicó en 1968. Antes había aparecido Cena desnuda (1967) y después, en 1972, la que sería su novela más ambiciosa y mejor valorada, Gorrión solitario en el tejado.
Urbina comenzó a publicar cuando la literatura española daba señales de hartazgo del realismo social. Como reacción a esta tendencia, a finales de los sesenta y setenta un grupo de escritores, entre los que se encontraba el autor mallorquín, apostaron por una drástica renovación formal y de contenidos. Fueron los años de una literatura experimental con la que abordaron de manera simbólica cuestiones alejadas de las preocupaciones sociales, como el destino y la identidad del hombre. En el caso de Urbina, continuó con la experimentación vanguardista en novelas posteriores como Pisadas de gaviota sobre la arena (1977) y Mnemósine está en la galería (1991).
En El carromato del circo el experimentalismo está controlado y dosificado, y la trama resulta fácil de seguir. El argumento es sencillo: la intrahistoria de una familia cuyos padres son los payasos de un circo ambulante. La novela cuenta, desde la perspectiva de los diferentes miembros de esta familia, las ansias de estabilidad que manifiestan algunos, el rechazo de la vida peregrina y nómada de otros. En muchos momentos, la novela adopta un ropaje teatral y asistimos a rápidas sucesiones de diálogos. El autor deja que sean los personajes los que vayan transmitiendo sus sentimientos y explicando sus acciones. No hay referencias ni geográficas ni temporales.
El padre, Mumpa, tosco y elemental, desea que sus hijos, ya en la adolescencia, se dediquen al circo, pero solo lo hace con ilusión el hijo mayor, a quien llaman Bestia, que trabaja como forzudo. Corina, la madre, hace con Mumpa el número de los payasos, muy aplaudido por el público. Pero está frecuentemente enferma, y se siente muy preocupada por el futuro de sus hijos y su felicidad. Luego están las hermanas Bita, Chumba y Vala, y los hermanos: Piel de Lagarto, que aspira a ser cantante fuera del circo, y Condesito, que quiere ser escritor. Condesito acabará convirtiéndose en el personaje principal, pues a través de él conocemos su destino y el de sus hermanos.
La novela avanza lentamente con sencillas escenas familiares que definen sus caracteres. Aunque el autor abre cada capítulo citando los personajes que van a intervenir, hay que estar atentos en la lectura para descubrir quiénes son los que están hablando, pues de manera deliberada el autor mezcla la descripción externa de las acciones con el monólogo de sus sentimientos internos. Poco a poco, a pesar de una inicial sensación de aparente desbarajuste narrativo, entramos en una historia muy humana con la que el autor presenta los sueños, fracasos y frustraciones de unos personajes condicionados por las especiales condiciones de vida de un circo.
Esta recuperación de El carromato del circo es una buena oportunidad para redescubrir a un autor que tuvo su importancia en la literatura de la segunda mitad del siglo XX, cuyas obras, alejadas de la literatura de consumo y comercial, plantearon cuestiones existenciales de gran calado.