Se ha dicho de esta novela que es dickensiana y que debe algo a esos mundos extraños y bellos que Tim Burton sabe recrear en el cine. En realidad es una novela de aventuras -a veces algo macabras, aunque sin morbo, porque los protagonistas se dedican a robar cadáveres para venderlos a la “ciencia”-, ideal para quienes gustan de ese género, sobre todo en la subespecie gótica.
Además, la novela tiene el mérito -y eso sí que es dickensiano- de unos personajes tan bien dibujados que resultan inolvidables: Ren, el niño manco protagonista, el misterioso y seductor Benjamín, el ex maestro borracho Tom, el asesino por vocación Dolly, la señora Sands, que siempre habla a gritos, el enano que vive en el tejado... ...
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