Cuando los libros de Harry Potter triunfaron, en las novelas juveniles proliferaron los jóvenes magos adolescentes; tras el éxito de Crepúsculo y sus continuaciones, las ficciones se llenaron de vampiros, hombres-lobo y demás híbridos con problemas amorosos; ahora que Los juegos del hambre ha impuesto una nueva moda, le toca el turno a las series a caballo entre la fantasía y la ciencia-ficción que han dado en llamarse “distópicas”, es decir, ambientadas en futuros difíciles y conflictivos. La serie que,
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