Ponerse en la piel del otro es un requisito para poder comprenderle. Si deseamos entender la Rusia actual y su expansionismo, debemos retrotraernos a 1989, a la caída del Muro de Berlín y al momento de desintegración de un gigante con pies barro, en el que era más importante la ficción que la realidad.
“Las deficiencias del acuerdo internacional que puso fin a la Guerra Fría resultan ahora obvias” señala Kristina Spohr, quien precisa que el proceso finalizó en medio de conflictos enquistados, el anquilosamiento de las instituciones internacionales y el surgimiento de nuevos autoritarismos, entre otros factores. Según explica en este ensayo, imprescindible para hacerse cargo de la presente situación, la premura e ingenuidad diplomática condujo a un diseño del orden internacional en gran parte improvisado.
Con un ritmo narrativo sorprendente para un libro de historia, el libro, abundantemente documentado, nos convierte en testigos directos de las cumbres y eventos que marcaron la construcción del escenario internacional posterior a 1989. Por momentos presenciamos la reunión entre Gorbachov y Kohl para pactar la unidad alemana; viajamos a Camp David; cruzamos, como muchos alemanes orientales, la frontera con Hungría o asistimos al encuentro entre Yang Shangkun y George Bush padre en el Gran Salón del Pueblo chino.
La autora destaca sobre todo la figura del presidente norteamericano. De hecho, el libro se circunscribe a los eventos internacionales acontecidos durante la administración del primer Bush. Después del Muro plasma el eterno dilema que tiene Estados Unidos entre el aislacionismo y el activismo internacional, y la voluntad de Bush padre de implicar a su país en la marcha del mundo. “El aislacionismo en la búsqueda de la seguridad no es una virtud”, dijo el presidente.
Si por algo destaca la época, según la autora, es por el auge del multilateralismo. Durante el periodo se dan pasos a favor de la integración de China y Rusia en los organismos internacionales y se evidencia el declive internacional de potencias como Francia y Reino Unido, cuyo testigo recoge la Alemania unificada. En ese cambio, el papel de la Unión Europea es determinante. Para Spohr, el espíritu de cooperación es en gran parte lo que explica la ausencia de conflictos y llama la atención sobre lo clave que fueron los estadistas del momento a la hora de aliviar las tensiones.
Tony Barber, director del Financial Times, ha recomendado este ensayo. A su juicio, se trata de una obra que recuerda “la importancia de un liderazgo político inteligente y responsable en los momentos críticos de la historia”. Además, recibió el galardón al mejor libro de ciencias políticas de 2020 en Alemania. Sus páginas constituyen una excelente demostración de que la diplomacia y la colaboración en servicio del bien común frente al nacionalismo aislacionista siempre da resultados, lo cual, ante la crisis de Ucrania, convendría no olvidar.