De camino a Babadag

Acantilado. Barcelona (2008). 312 págs. 24 . Traducción: Alfonso Cazenave.

TÍTULO ORIGINALJadąc do Babadag

GÉNERO

A Andrzej Stasiuk (Varsovia, 1960) le fascina la decadencia, la disolución, el paso corrosivo del tiempo sobre la historia. Hacía tiempo que no leía a un escritor de viajes con una personalidad tan acusada y una voz tan emocionante, capaz de levantar un canto épico desde el olvido y el abandono.

Stasiuk retrata en este libro la fotografía en negativo de Europa, esas otras regiones donde no ha llegado la gran cultura ni la civilización europea y que permanecen suspendidas en el tiempo, ajenas a la rueda del cambio, condenadas -se podría decir- a sobrevivir como fantasmas de una época inexistente. Stasiuk recorre las fronteras de Europa Oriental buscando las señales geográficas del olvido y la marginación humana.

En Rasinari (Rumanía) sigue las huellas del filósofo nihilista Emil Cioran, escondidas entre los Cárpatos. En Albania divisa, desde la costa, los cruceros turísticos como paraísos de lujo vedados a los albaneses. En Transilvania se pregunta por qué los mapas nombran a las ciudades y los pueblos en rumano, húngaro y alemán y se olvidan del romanó, la lengua de los gitanos: “Creo -anota Stasiuk- que los menos interesados en ello son los propios gitanos. Su geografía es móvil e inasible”.

En Eslovenia descubre la serenidad apolínea del barroco de los Habsburgo y se pregunta si las grandes potencias no deberían visitar a los países pequeños para adquirir algo de sensatez.

Quizás Stasiuk ame Hungría, su música y sus paisajes más que ningún otro lugar: “Puedo llevármela -anota-, trasladarla a cualquier lugar sin que pierda ni pizca de su nitidez. Es como un negativo o una diapositiva que proyecto con la luz de la memoria”. Los húngaros llevan la tristeza en los ojos y su obstinación es la de las causas desesperadas. Por eso mismo los ama Stasiuk. Hay mucho de nómada en esta fascinación.

De camino a Babadag es un libro carente de sentimentalismo, donde sólo destacan las emociones y una cierta sensación de fatalidad. Hay otra Europa, nos viene a decir el autor, marginada por la historia, desaparecida en el pasar de los siglos. Es esta Europa -de Polonia a Hungría, de Moldova a Albania, pasando por Rumanía- la que recorre Stasiuk y la que descubrimos en este libro de viajes memorable.

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