978849410377

Darwin. Retrato de un genio

EDITORIAL

TÍTULO ORIGINALDarwin. Portrait of a Genius

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNMadrid (2015)

Nº PÁGINAS160 págs.

PRECIO PAPEL15 €

TRADUCCIÓN


Una versión de esta reseña se publicó en el servicio impreso 51/15

La vida de Darwin, según el relato que ofrece el historiador Paul Johnson, fue muy afortunada. Apasionado y meticuloso observador de la naturaleza, la travesía a bordo del Beagle –que el propio Darwin consideraba el mejor episodio de su vida– le permitió acumular material suficiente para ensayar y probar sus conjeturas. El mito de un pensador poco comprendido y perseguido por teólogos y conservadores es una leyenda que aún hoy siguen alimentando los partidarios del fundamentalismo biologicista, a juicio de Johnson. Porque Darwin fue un científico obsesionado, pero un ciudadano acaudalado y fiel a las costumbres de la alta burguesía victoriana.

Johnson presta atención tanto a la vida privada y familiar del autor de El origen de la especies como a su faceta de científico e investigador. Y contextualiza su hazaña. Se suele olvidar la relevancia que para la ciencia ha tenido Thomas Malthus, que Johnson reputa como una de las influencias más destacadas en el trabajo del naturalista británico. Darwin supuso, en esa línea, un mecanismo selectivo operando en la propia naturaleza que se saldara con la supervivencia de los más aptos o más fuertes. Este descubrimiento hizo superfluo a Dios y la naturaleza devino autónoma, pero también dramática: la vida, según Darwin, era un combate atroz y violento que solo soportan los más capacitados.

Las obras de Darwin, en especial El origen de las especies, fueron un éxito, pues venían a consolidar de un modo científico los anhelos culturales y emotivos de toda una época. Pero su deficiente antropología le llevó a negar diferencias esenciales entre el hombre y los animales. Además, Darwin fue despojándose poco a poco de la fe, aunque por respeto a su mujer evitó polemizar en este punto de sus propuestas.

Hay que diferenciar, como hace Johnson, las tesis científicas de Darwin del darwinismo, que ni Darwin previó ni pudo a fin de cuentas evitar. El concienzudo y metódico naturalista, preocupado al final de su días por la suerte de los gusanos y las orquídeas, ni siquiera pudo imaginar las consecuencias de sus teorías en el escenario político y social del siglo XX.

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