cuidarnos

Cuidarnos

EDITORIAL

CIUDAD Y AÑO DE EDICIÓNMadrid (2024)

PRECIO PAPEL20,90 €

PRECIO DIGITAL8,99 €

GÉNERO

No fue fácil la experiencia de la pandemia. Tampoco lo es recibir, en la plenitud de la vida, el diagnóstico de una grave enfermedad. Imaginemos que ambas situaciones coinciden a la vez en la misma persona: ¿Es posible que ese cúmulo de mala suerte no acabe con tu vida? Este libro nos demuestra que sí. Aún más, nos muestra que del limón se puede sacar limoncello, y no solo limonada, si se le añade el ingrediente de una fe pensada y vivida.

Vulnerabilidad e interdependencia son aspectos de la realidad que no podemos cancelar, aunque contradigan el valor de la autonomía que rige nuestra cultura. El ser humano reclama respeto, acogida, valoración, cuidado, magnanimidad, gratuidad. Ciertamente son enormes los desafíos prácticos a los que hoy nos enfrentamos, pero afrontarlos exige una nueva perspectiva que, superando individualismo y hedonismo, permita comprender que “solo una cultura donde el cuidado de cada ser humano se conciba como incondicional puede regalarnos a todos seguridad y esperanza”, como indica Isabel Sánchez en este libro, que está un poco en continuidad con su primer ensayo, Mujeres brújula en un bosque de retos (2020).

Querer cuidar requiere primero hacer las paces con la propia fragilidad y aceptar el dolor como compañero en la vida. Esas zonas de vulnerabilidad, afrontadas con la ayuda de los demás, se pueden convertir en vías de crecimiento, de apertura y sociabilidad y de sentido trascendente de la propia existencia. Así que es demasiado lo que nos perdemos cuando las soluciones a la fragilidad apuestan por eliminarla, en lugar de por cultivar el arte de cuidar.

A lo largo de los capítulos que componen este ensayo, la autora da voz a cuidadores y dialoga con ellos para aprender a cuidar y a hacerlo bien desde la propia profesión. Ilustrados con amplia base documental y buena pluma, Sánchez va describiendo los grandes desafíos de hoy, como los problemas educativos, la falta de verdadero liderazgo social, la pandemia de la soledad o la cultura del descarte. La buena noticia es que no nos deja con el alma encogida, sino que ofrece propuestas que, aun reclamando compromiso social para ser eficaces y duraderas, permiten ser asumidas como actitudes personales que actúen localmente.

Sin perder el foco en las personas, la autora delinea una ruta hacia la sociedad de los cuidados que arranca de uno mismo (conocerse, bajar el ritmo, cuidarse y desarrollar actitudes de servicio cotidiano), pasa por el fortalecimiento de las familias (como lugar propio del cuidado) y la economía comunión (que supera la lógica monetaria), hasta llegar al papel de la religión como artífice de paz. En definitiva, se trata de una propuesta luminosa y concreta de cómo hacer realidad la sociedad que todos deseamos para nosotros y las generaciones venideras.

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