Cómo escribir relatos

Zut Ediciones.

Málaga (2012).

284 págs.

18 €.

Traducción: Juan Bonilla.

TÍTULO ORIGINALHow to Write Short Stories

GÉNERO

Ring W. Lardner (1885-1933) nunca confió demasiado en su talento como cuentista, y no fue hasta 1924, animado por su buen amigo Scott Fitzgerald, cuando se animó a reunir por primera vez algunas de sus “piezas” en un solo volumen. Cómo escribir relatos se compone de un prólogo y nueve historias, entre ellas las ya clásicas Los hechos, Alibi Ike, Campeón o Hay quien las quiere frías. El conjunto resulta fascinante, no ya por la declarada influencia que Lardner ejerció en gigantes de las letras americanas como el citado Scott, Hemingway o Salinger, sino por la personalísima voz de su autor, que, tal vez sin pretenderlo, ofrece aquí un modesto fresco social de Estados Unidos en el primer cuarto del siglo XX.

Desde el grotesco prefacio que da título al libro –en el que, entre otras lindezas, el autor aconseja a los jóvenes autores que no escriban sus relatos en “papel usado”– hasta sus últimos cuentos, Lardner se revela como un punzante humorista, tan burlón como tierno (y solo hay que leer el titulado La luna de miel de las bodas de oro para acreditar este último adjetivo).

En su particular universo, las relaciones de pareja y el deporte ocupan un lugar muy destacado. Si en Los hechos reconstruye la ruptura de un compromiso matrimonial, en Hay quien las quiere frías nos presenta una relación epistolar entre dos jóvenes que han intimado brevemente en una estación de tren y pasan del coqueteo a la hostilidad cuando él conoce a otra chica en Nueva York.

Lardner mima a sus personajes, los conoce como la palma de su mano, y es capaz de hablar y sentir como ellos. Y esas cualidades, que lo hacen tan cercano a nuestra sensibilidad, alcanzan su mejor versión en los cuentos deportivos; pues no en vano su autor se ganó la vida como cronista de béisbol para los periódicos de su época.

Alibi Ike es, así, el mote que recibe un jugador de ese deporte que siempre encuentra una excusa, “buena o mala”, tras completar sus carreras; mientras que Diario de un caddie se atiene a su título y confirma la camaleónica capacidad de Lardner para calzarse, esta vez, los zapatos de golf de un muchacho de dieciséis años. Campeón es, sin duda, el cuento más famoso de su autor, y ya figuró en la antología que Acantilado publicó en 2001 con el título A algunos les gustan frías. La crudeza de su inicio (“Midge Kelly consiguió su primer KO a los diecisiete años. El noqueado fue su hermano Connie, que tenía tres años menos que él y además era tullido”) se mantiene a lo largo de sus veinticinco páginas: Midge Kelly protagoniza un ascenso hacia la nada, empujado por su propia ambición y por la complacencia de los periodistas, en una manifiesta crítica hacia un mundillo que el autor conocía bien.

Rara vez causticidad e indulgencia se dan la mano como en este libro, y la mezcla funciona.

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